Capitulo 2

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Desde hace unos meses atrás padre se encontraba preocupado por mi, mi madre la emperatriz había fallecido hace casi ya un año y yo aun seguía de luto y con depresion, apenas salia de mi habitación y deje de lado mis deberes por lo que el para subir mis animos me había enviado un hermoso vestido de color rosado, era bastante hermoso pero me negué a usarlo debido a que ese era un color que le gustaba bastante a mi madre, y yo pensaba que si uso el vestido significa que ya supere su muerte, es algo difícil pero la vida sigue así que usaré ese vestido para mostrarle a mi padre que ya estoy bien y para que dejara de preocuparse

—Definitivamente se ve preciosa con este vestido princesa—Me dijo maria mientras las otras sirvientas asentían a lo que dijo, ahora que me doy cuenta ellas siempre estuvieron para mi y yo como una estupida me encerré a mi misma.

—A todas les quiero dar las gracias...debo haberlas preocupado durante todo este tiempo—Dije apenada.

—No se preocupe princesa, es comprensible ya que usted y la emperatriz eran muy unidas solo...nos alegra ver que ya esta superando su muerte—Esta vez hablo Rita ella era la jefa de las sirvientas de mi palacio y junto con maria hizo todo lo posible para sacarme de la depresión, siempre voy a estar agradecida con ellas.

—Ya esta lista princesa—En cuanto maria dijo eso me observe al espejo, me veía bastante diferente, la ultima vez que me pude ver me encontraba demacrada por no haber comido y tenía ropa harapienta todo cortesía de mi madrastra.

—Bien, vamos al palacio del emperador, quiero que padre me vea con mi vestido.

—Pero...aun es muy temprano, su majestad debe seguir durmiendo...—me dijo Rita con un poco de preocupación.

—Es por eso que yo misma lo despertaré, se que es impropio de una dama pero quiero ver a mi padre lo mas pronto posible, Sheila ve rápidamente a pedir que preparen el desayuno y lo envíen a la recamara de mi padre.

—De inmediato princesa—dijo Sheila para salir rápidamente de la habitación, por mi parte también salí seguida de Rita y Maria las cuales se mantenían unos pasos detrás de mi.

—Rita...estuve toda la noche pensando y decidí  en que ya es hora de tener una dama de compañía.

—Entendido, haré una lista de jóvenes nobles...

—No es necesario, hay una joven que me interesa, su nombre es Sara es la hija del barón Dunne

—Pero princesa...la hija de un baron no es adecuada...—Sabia que reaccionaria así pero necesito tener a Sara de mi lado...en el futuro su padre descubrirá una gran mina de diamantes en sus tierras lo que los convertirá en una de las familias mas adineradas del imperio, tiempo después se les otorgara el titulo de Marqueses, ellos fueron unos fuertes aliados de mi madrastra pero ella siempre los criticaba por tener parientes plebeyos además Sara era una chica codiciosa, deseaba ser la dama mas noble de todas...usare eso a mi favor asi que esta vez los pondré de mi lado.

—Lo se, pero...se podría decir que tengo un buen presentimiento, envía una carta al barón lo mas pronto posible.

—A sus ordenes—Tardamos casi quince minutos en llegar al palacio del mi padre y otros diez mas en llegar a su habitación, afuera de esta se encontraban sus guardias quienes me vieron sorprendidos.

—Bendiciones a la estrella de Aleria, que su salud repose en las manos de la diosa—dijeron ambos al mismo tiempo mientras hacían una reverencia.

—Buenos días caballeros, vengo a visitar a mi padre—les dije mientras con la mano hacia una señal para que se pusieran de pie.

—Lo sentimos alteza pero su majestad se encuentra durmiendo.

—Lo se es por eso que vengo a despertarlo.

—Oh...sera una gran sorpresa para su majestad, adelante princesa—dijo uno de los guardias mientras abría despacio la puerta, les hice una señal a mis sirvientas para que no entraran conmigo y entre a la habitación, esta era bastante grande y lujosa, en las paredes habían retratos con cuadros de oro y las cortinas eran de la seda mas fina que podria encontrarse, no seguí viendo la habitación por que mi vista se quedo fija en la gran cama donde un hombre con el cabello de mi mismo color se encontraba durmiendo, no pude evitar que las lágrimas salieran de mis ojos...la ultima vez que lo vi el había muerto en mis brazos a causa de un veneno...sin pensarlo mucho corrí y me arroje sobre el quien despertó sobresaltado tomando rápidamente una daga, aunque al darse cuenta que era yo la soltó rápidamente.

—Ariadna ¿Que haces? Casi te corto el cuello...—no lo deje terminar ya que me abraze a el fuertemente.

—¡Padre! Yo...

—¿Ariadna? ¿Que sucede? ¿te duele algo?—me preguntaba mientras me devolvía el abrazo.

—Lo siento...tuve una pesadilla.

—Oh...sigues siendo una niña, mira que venír a mi cama por una pesadilla, me recuerda a cuando eras pequeña.

—No te burles de mi—ya un poco mas calmada me aleje de el—Mira lo que tengo puesto.

—...oh...es el vestido que te envíe.—dijo dándome una suave sonrisa.

—Asi es padre...yo...lo lamento mucho hice que te preocuparas y deje de lado mis deberes... Tu y tus ayudantes debieron haber tenido muchos problemas por mi culpa...

—No te preocupes por cosas así...pero...me alegra verte bien—mientras hablaba me daba ligeras palmadas en la cabeza, hasta que sentimos un golpe en la puerta—Adelante.

—Bendiciones al sol y la estrella de Aleria, por ordenes de su alteza la princesa les traemos el desayuno.

—Les dije a las sirvientas que quería tomar el desayuno contigo aqui.

—...estas actuando como una niña...

—Lo siento.

—No te disculpes, en realidad no me molesta es todo lo contrario—Las sirvientas sirvieron el desayuno y se retiraron, por lo que nosotros nos sentamos en la mesa de centro que había en la habitación, ahora que lo pienso el tenia razón, estaba actuando como una niña pero...nadie podía juzgarme...además a pesar de todo solo tengo quince años.

—Padre, aunque digas que no es así se que te eh dado bastantes problemas y quiero remediarlo.

—¿Hay algo que quieras hacer?

—Asi es...se que desde que mi madre...falleció...has tenido algunos problemas ya que debes encargarte de mas cosas, a parte yo deje de lado mis responsabilidades por lo que quiero compensarlo y me preguntaba...si puedes darme las responsabilidades que antes tenia mi madre...

—Pero...eso es demaciado trabajo, ya como princesa debes encargarte de atender tus clases y eventos sociales, si te doy la autorizacion  debes encargarte del presupuesto de todos los palacios, organizar eventos, recibir realeza de otros países y muchas cosas mas...no quiero dejar tanta presión sobre tus hombros...

—Padre, se que es un trabajo difícil y es por eso que quiero hacerlo además...tu siempre haz dicho que yo como tu heredera debo saber de todo, y esto seria una gran forma de aprender mis futuros deberes.

—...Tienes razón...pero si es muy difícil para ti puedes dejarlo en cualquier momento—me dijo dandome unas suaves palmadas en la cabeza—bien...en la tarde pediré que envíen el sello de la luna para que comienzes a trabajar—eso me dejo sorprendida, el sello de la Luna es algo que solo la emperatriz puede utilizar, esperaba que me diera la autorización pero el sello era demaciado aunque...no es como si me fuera a negar

—Muchisimas gracias padre, juro que no voy a decepcionarte—dije abrazándolo, esto es un gran paso para mi, voy a solidificar mi poder en el palacio para impedir que me arrebaten todo nuevamente.

La princesa que regreso al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora