Zanahorias en Abril

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Tres meses han pasado desde que zarpaste

 de este puerto de aires exaltados,

 lloran las gaviotas, lloran mis anclas,

 llora el marinero y su velero.


Te busqué en mi altar, te busqué en febrero,

 en algunos mares y viajeros.

 Envidio a las aves que te miran al pasar,

 al suelo por donde caminas, a las huellas en el mar.


Pero me rendí.

Mentí y me perdí en mil cuerpos

 ausentes de ilusiones por besar,

alas sin plumas, azúcar sin pan.


Intenté sostener la distancia,

pero hoy estás aquí

 retomando las ganas de vivir,

seduciendo a los segundos

 que ansiaban huir.


Hoy estás aquí,

 tomando mi mano

 y comiendo zanahorias en abril.



Diario de un PoetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora