Mi Viñedo

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Inocente, como la fe humana

 en los cánticos que caen del cielo.

 Se desvanece, corre con el viento,

 lo veo, lo saboreo.


Aquí tan solo hay tierra, un viñedo;

 cosechas ubérrimas esperando tu jadeo

 mientras escapan de manos ensuciadas

 por los cantos monótonos del despertar.


¿Llegaste para quedarte?

Si es así, de mí no te apartes,

te entrego mis secretos,

mis semillas, te entrego mi viñedo.


¿Quieres marcharte?

Si es así, hay tierra abundante acechando tus dudas,

 alimentando con egolatría tu pecho mondo

 de una vida junto a mí.

Diario de un PoetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora