003

159 23 45
                                    

Escuché el sonido de la alarma, con bastante pereza la apague más no me levanté. Maldición tenía demasiado sueño aún.

Me di la vuelta y puse una almohada en mi rostro y cerré mis ojos una vez más serían sólo 5 minutos...

¡Ah maldita sea! El celular no dejaba de sonar le quite el cargador y sin ver quien llamaba atendí y me lo puse en el oído.

—Hola...

—¡Se puede saber dónde estás! —la melodiosa voz de Zara se escuchó haciendo que me alejara el celular por lo fuerte que estaba hablando.

—Buenos días para ti también Zara.

—Este no es el momento para estas tontadas Vrai, ¿dónde carajos estás? Dime por favor que estás en algún embotellamiento en la ciudad —suplicó.

—Estoy en mi departamento. ¿Cuál es la urgencia? Estaré allí en veinte.

—No puede ser cierto...te has quedado dormida —farfulló—. Vrai Adkins la clase está por comenzar en menos de diez minutos y si tú trasero no está aquí en este tiempo las tres tendremos una mala nota en este trabajo.

—¿Diez minutos? —me quite la almohada de la cara y me senté en la cama—. Pero apenas son las 7 y las clases comienzan a las 8.

—¡Vrai son las 7:48!

—¡Oh mierda! —me levante de la cama y caminé hasta el baño—. Te hablaré después Zara.

Colgué y dejé el móvil en alguna repisa y me metí a la ducha, en menos de tres minutos estaba en mi habitación terminando de vestirme, tomé mis cosas y las llaves para salir y cerrar la puerta y bajar por mi auto.

No llegaría ni de milagro a tiempo...salí del estacionamiento y me incorporé a la carretera fácilmente y me puse en marcha a la universidad que no estaba muy lejos de donde vivo pero eso no me aseguraba nada.

Era viernes y los viernes por las mañanas suele ser muy movido lo cual se significa embotellamientos en las autopistas o carreteras principales.

Vi el reloj de mi muñeca, 5 minutos, debía llegar en menos de cinco minutos, al entrar al instituto dejé mi auto en el estacionamiento, caminé lo más rápido que pude hasta entrar y comencé a esquivar a chicos que aún estaban en los pasillos y entonces llegué y a lo lejos pude ver a la profesora Fontaine entre rápidamente a el salón y busqué uno de los lugares que estaban hasta el final y en una de esas sillas estaba Zara y Cameron.

—¡Por Dios mujer por un momento creí que no lo lograrías! —se admiró Zara.

—Hola Zara —me acomode el cabello.

—Te dije que lo haría, esta mujer está lo suficientemente loca como para lograr algo así —dijo Cameron—. Así que dame mis quince dólares.

Zara le sacó la lengua a Cameron y ella sólo le sonrió, Zara de mala gana le dio los quince dólares y ella los guardo en sus pantalones.

Estaba viéndome en el pequeño espejo que traía en mi mochila siempre conmigo cuando la profesora entró a el salón y todos se fueron a sus lugares correspondientes y yo guardé mi espejo.

—Buenos días clase, espero que todos hayan cumplido con su responsabilidad y realizarán su ensayo. La estaré recibiendo en este momento para después comenzar la clase.

Se sentó en su escritorio y tomó una carpeta morada y comenzó a llamar a cada uno por su apellido. ¿Por que mi papá tenía que apellidarse Adkins?

—Adkins.

Las tres nos pusimos de pie y fuimos con la profesora para entregar nuestro ensayo grupal. Cameron y Zara dieron sus apellidos y después de verificar que les haya puesto su puntuación dimos media vuelta y regresamos a nuestros lugares.

—¿Ahora si puedes decirme por qué aún estabas durmiendo? —preguntó Zara.

—¿Por qué estaba muy cansa? —fruncí un poco el ceño.

—Toma —Cameron me entregó los apuntes que había olvidado en su casa y suspiré.

—Gracias...—los metí a mi mochila—. Por estos apuntes estuve a punto de atropellar a un chico.

—¿Qué? —exclamaron las dos.

—¿Cómo que estuviste a punto de atropellar a un chico Vrai Adkins? —inquirió Cameron.

—Cuando me hablaste por teléfono me distraje un poco y casi lo arrollaba, por suerte eso no pasó.

—Por favor dime que no te demandará por casi atropellarlo —musitó Cameron.

—No Cameron, bueno supongo que no lo hará...lo conocía.

—¿Conocías al chico que casi atropellabas?

—Es lo que acaba de decir...lo conocí hace unos meses en la playa, nunca creí volver a verlo pero pues pasó eso.

—¿Es guapo?  —inquirió Cameron entrecerrando los ojos.

—¿Qué? —pregunté confundida.

—Que si el chico era guapo Vrai.

—Si te escuché Cameron, pero, ¿para qué quieres saber eso?

—Bien no me digas nada, tú sola me has dicho que si.

Ella me sonrió y yo no tuve de otra que devolverle el gesto, tuvimos que dejar de hablar ya que la profesora comenzó con su clase y así fueron las siguientes clases.

—¿Qué tan guapo es el chico? —preguntó vagamente Cameron mientras me tomaba del brazo y caminar junto a mi.

—¿Podríamos dejar de hablar sobre eso? —la vi y ella me sonrió.

—¿Por qué? Te pone nerviosa hablar de él...¿siquiera sabes su nombre?

—Se llama Ashton.

—Pero que nombre tan lindo tiene, me daba vibras de que es un chico bastante relajado hasta podría decir que es surfista.

—No sé si sea surfista Cameron.

—Deberías enseñarme quien es, ya que tú no quieres decirme que tan guapo es, creo que debo de hacer mi propio criterio.

—No dejarás de molestar con eso hasta que lo haga, ¿verdad?

—Me conoces tan bien Vrai —se acercó y besó mi mejilla—. Y te amo por eso.

De mala gana busqué mi móvil y entre a su contacto enseñándole la foto que tenía de perfil y ella lo analizó detenidamente.

—Sí, definitivamente es el tipo de chico de ser surfista y de los guapos...a veces me preguntó porque rayos no me encuentro a un chico así de guapo en las calles de Perth —reí un poco—.¿Como lo conociste?

—Su balón me iba a dar en el rostro pero por suerte había llegado a tiempo para evitar que eso pasará, así fue como lo conocí.

—Bueno, ojalá conociera a un chico guapo pero no de esa forma...

Ella me regresó el celular y yo lo volví a meter en mi mochila, llegamos hasta la cafetería donde estaba Zara comprando tres sosas de uva.

Al vernos ella nos sonrió y nos indicó que había encontrado donde sentarnos para almorzar en este tiempo.

Midnight | A.IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora