siete

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Siete.

[Setiembre, 2000]

El hombre se estrella contra la pared mohosa y Hermione salta sobre él, sin darle la oportunidad de reaccionar. Presiona la varita de Bellatrix contra su cuello expuesto y él grita de dolor, pidiendo auxilio, pero nadie acude en su ayuda. El bar se sume en un silencio sepulcral mientras los comensales la miran, aunque, de vez en cuando, escucha a la puerta abrirse y pasos apresurados perdiéndose en la calle.

—¿Dónde está?

Él hombre balbucea al tiempo que agita la cabeza hacia los lados. Está aterrado, su cuerpo tiembla del miedo y la desesperación. Se sabe perdido.

—¿Dónde está? —repite Hermione, elevando la voz—. ¡Seré yo quién te mate si no me lo dices en este instante, adefesio! ¿DÓNDE ESTÁ?

Solloza y suplica, agarrándole la túnica con las manos, pidiendo un poco de clemencia. Pero Hermione no va a parar, no va a detenerse, no cuando siente que está casi respirando en la nuca de Bellatrix Lestrange. Un haz de luz sale de su varita y el hombre suelta un chillido mientras sus ojos se abren de par en par.

Hermione lo empuja con tanta fuerza que las telarañas se desprenden del techo y caen sobre su túnica, pero ella no les presta atención. Su mirada esta fija en el hombre menudo que llora y se estremece, completamente desesperado.

—Bien —susurra Hermione—. Bien. Entonces, todo...

—Por favor... por favor... —suplica el hombre con los ojos anegados en lágrimas—. Me matará... por favor...

Una carcajada cruel escapa de sus labios y retumba en todo el silencioso bar. La situación no tiene nada de graciosa, ella está tan frenética como aquel hombre, pero ha descubierto que burlarse del sufrimiento ajeno conduce a la locura a los pobres infelices. Bellatrix, sin querer, se lo había enseñado.

—Te voy a dar una última oportunidad —pronuncia Hermione mientras baja la varita con lentitud, hasta que la punta presiona la túnica roída, justo el lugar donde el hombre tiene el corazón—. Ahora, escúchame con atención porque no tengo intención de repetirlo. Dime dónde está y voy a dejarte ir, sigue negándote y te mataré aquí y ahora. —Cuenta hasta cinco mientras observa como se contraen las toscas facciones de aquel hombre—. Bien, ¿dónde está?

Sabe que ha ganado en el momento en el que él suelta un grito ahogado.

Miradas feroces y otras tantas atemorizadas la persiguen mientras abandona ese local maloliente, gruñidos peligrosos y amenazas susurradas acompañan su camino hacia la salida, pero Hermione los ignora de buen grado y sale hacía el frío anochecer. Al fin, después de semanas y semanas de impetuosa y exhaustiva investigación, sabe dónde está escondida Bellatrix Lestrange.

Su corazón late enloquecido mientras gira en su lugar, haciéndose una con el viento y la oscuridad.

.

Aparece en uno de los extremos del bosque. Todo está oscuro y silencioso, sin rastros de presencia humana, y Hermione piensa que se ha llevado un fiasco por quinta vez en la noche. Sabe que Bellatrix está en ese bosque, pero no sabe donde se encuentra con exactitud y eso la irrita.

Camina con cuidado por entre los árboles, a oscuras, esperando encontrar a Bellatrix, aunque, en su interior, sabe que es en vano. Probablemente la bruja este custodiada por poderosos hechizos de ocultamiento —como los que la resguardaron a ella y sus amigos cuando buscaban horrocruxes—, lo que significa que no la encontrará a menos que ella así lo quiera. Masculla y sigue adelante, ¿cuáles son sus opciones? ¿Prenderle fuego al bosque con la esperanza de que Bellatrix salga de donde quiera que esté? Estaba considerando esa idea, sin embargo, tenía que recordarse, un incendio en el bosque llamaría demasiado la atención, lo que limitaría mucho sus planes. No podía vengarse de ella si había decenas de muggles —y magos— a su alrededor.

La caza | BELLAMIONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora