Trío dinamita

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Como todos los sábados por la tarde Scorpia y Catra salieron a buscar nueva tacnologia, por supuesto eso era un secreto. Su padres no tomarían muy bien que unas pequeñas estuviesen vagando por los reinos.

Catra se detuvo al escuchar un llanto, parecía venir de las afueras del reino de Dryl, con cautela se acercó.

Lo primero que pudo ver fue a una pequeña de cabello morado atorada en una especie de planta.

—¿Qué eres?— pregunto Scorpia al estar frente a la chica.

Entrapta la miro sin comprender.

—Amm... una niña— Catra río por la cara de la peliblanca.

Por unos segundos la chica más alta había pensado que la pelimorada era alguna clase de planta o algo así, su imaginación era muy buena en algunas ocasiones.

Cuando la risa cesó la morena comenzó a ayudar a la pelimorada, Entrapta llevaba algunos minutos allí así que cuando estuvo libre se alegró mucho. Se lanzó a los brazos de la felina sin pensarlo.

—Gracias, Gracias, Gracias— repitió.

Una pequeña sonrisa apareció en los labios de Catra, Entrapta alzó la mirada y juró que por unos segundos se perdió en ese mar azul y dorado.

Fuera de que le causaba curiosidad el color de ojos de la chica, se sentía de alguna forma cercana a ella.

—Soy Catra— murmuro aún en el abrazo.

—Soy Entrapta— susurró.

*****

Los invitados comenzaron a retirarse quedando solo las princesas y sus acompañantes a excepción de Frosta que se retiró con su padre, Dash hizo lo mismo yéndose a descansar a su habitación asignada.

Scorpia golpeó una copa con una cuchara para llamar la atención de sus amigos.

—Debido a que Catra se negó a que le hiciera una fiesta de bienvenida— miró a la susodicha quien se encogió de hombros —Quiero que esto que resta de la noche sea para celebrar su regreso— sonrió —Te extrañe bastante todos estos años— camino hacia la felina.

Ambas chicas se fundieron en un abrazo, esta vez Catra no se esforzó en alejar a la peliblanca sino todo lo contrario, acepto el abrazo con cariño.

En cuanto Scorpia dejo libre a la felina fue el turno de Entrapta de correr a sus brazos. Al separarse la castaña beso la frente de la pelimorada, acción que molesto a una rubia y confundió a una pelirosa.

Glimmer no podía confirmar o negar que entre las princesas hubiese algo, tampoco era como que a ella le importara.

—De acuerdo, de acuerdo— habló la peliazul —Todos extrañamos a esta sexi felina— señaló a la castaña —Así que jugaremos a algo para saber que ha hecho en estos años— sugirió con una maliciosa sonrisa en su rostro.

Catra conocía lo suficiente a Mermista para saber que lo que sea que su cabeza estuviera maquinando no era bueno para ella. Su instinto le gritaba que se negara a cualquier juego tonto pero no quería hacer sentir mal a sus amigos así que en contra de su instinto acepto la sugerencia de la morena.

Glimmer se percató de las miradas que Catra y Mermista compartieron, miradas llenas de complicidad y hasta cierto punto de coqueteo. Eso la tomó por sorpresa ya que hasta donde sabía su amiga peliazul había comenzado a salir con Sea Hawk desde hace unos meses. Quizás ella era la que estaba confundiendo las cosas, puesto que por lo que había visto Catra era muy amiga del marinero.

—¿Qué jugaremos?— pregunto curiosa Entrapta.

Las miradas de todos se centraron en ella, algunas curiosas y otras confundidas, la pelimorada no solía ser parte de esos juegos en el pasado. Para ser exactos, en su adolescencia cuando quedaban para jugar y beber, ella asistía pero a las pocas horas se retiraba o dormía recargada a Catra o Scorpia, la mayoría de las veces casi sobre la felina. Muy pocas veces llego a jugar a los juegos tontos de Mermista como la castaña los llamaba en ese entonces.

Destinadas - GlitraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora