¿Quién es Glimmer?

170 24 1
                                    

Una Scorpia de ocho años se encontraba jugando en la sala de estar, gracias a que muy pocas personas se atrevían a vivir en el Reino de la Zona del Terror, la pequeña de cabellos blancos no tenia muchos amigos, por lo cual debía conformarse con jugar con los hijos de los empleados del palacio.

A pesar de su apariencia fuerte e intimidante, la peliblanca no era más que una niña deseosa de hacer amigos, de divertirse y reír hasta que su estomago doliese. Nada fuera de lo común para una niña de su edad.

Al escuchar las voces de sus madres Scorpia se dirigió a la entrada de la mansión, parados en el umbral de la puerta estaba una pareja con rasgos felinos, una mujer de cabellera rubia y piel del mismo tono mientras que el hombre a su lado tenia el cabello negro y el pelaje de su cuerpo color marrón, ambos con una cola bastante linda desde el punto de vista de la pequeña peliblanca. Sin embargo, eso no fue lo que más llamo la atención de Scorpia, detrás de la pareja podía verse una cola más pequeña pero igual de linda.

Los reyes conversaban mientras la peliblanca rodeo a sus madres para poder ver de quien era esa pequeña cola color marrón.

—Al parecer alguien quiere conocer a la Princesa de la Horda— comento la mayor de cabellera blanca al percatarse de las intenciones de su hija.

Catra asomo su cabeza de entre las piernas de su madre al escuchar su titulo, ya estaba acostumbrada a que los adultos se refirieran de esa forma a ella. Los ojos de Scorpia brillaron como dos faros al ver a la felina, Catra no tuvo ni siquiera tiempo para volver a esconderse cuando la peliblanca corrió hacia ella y la abrazo.

Los adultos rieron y se dirigieron al despacho de la Reina Sonia, dejando a las pequeñas solas para que se conocieran. No sin antes Scorpia asegurarle a los padres de Catra que ella cuidaría de la felina, ya que era mayor que la castaña.

—¿No hay más niños por aquí?— pregunto la de piel bronceada en cuanto llegaron a la sala.

Scorpia le ofreció sus juguetes de caballos y aldeanos a la felina, sentadas en el suelo comenzaron a diseñar su pequeño reino.

—No muchos— reconoció —He escuchado que a algunas personas les da miedo vivir en este Reino— se encogió de hombros, aún no comprendía porque las personas pensaban eso —Creo que no les gustan los colores oscuros— dijo pensativa.

Ese era un buen punto, la Zona del Terror se caracterizaba por sus tonos rojos y negros, pero por supuesto eso no quería decir que el reino fuera un mal lugar para vivir, de hecho, era todo lo contrario.

—A mi me gustan esos colores, mira— señalo su camiseta roja y su pantalón negro con bolsillos naranjas —También me gustan tus pinzas— confeso.

La pequeña de cabellos blancos abrió los ojos a más no poder, estaba sorprendía, era la primera vez que alguien que no fuese de su familia le decía que sus pinzas le gustaban, la mayoría de los niños solo la molestaban o insultaban.

—¿En serio?— la felina asintió —Gracias— sus mejillas se sonrojaron —A mi me gusta tu cola— añadió.

Catra rio por las palabras de su nueva amiga, era raro que alguien le dijera eso aún así no le molestaba. La mayoría de sus amigos en su reino eran magicats así que no solía recibir ese tipo de halagos.

—¿Pueden cortar cualquier cosa?— pregunto curiosa señalando las pinzas.

Con sus diminutas manos comenzó a inspeccionar las pinzas de su acompañante de juego, mirando detenidamente cada centímetro de ellas. Repitiendo lo que solía hacer su padre cuando inspeccionaba algo: mirar de cerca, mirar de lejos, levantar el objeto, dar vueltas alrededor del objeto.

Destinadas - GlitraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora