Capítulo IV: Quebrarse

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—Bienvenidos, chicos. —decía en un tono fuerte Gretta a los invitados que iban llegando, en este caso Scott, Mel y Cassius de cuyo bolsillo de jeans colgaban las llaves del Mustang antiguo, pero bien cuidado color negro aparcado en diagonal a la casa de Gretta. 

—Scott abrazo a Gretta efusivamente, entregando el regalo que iba de parte de los 3. Mel le dio un abrazo más efusivo aún y le marcó un gran beso en la mejilla. Cassius, bueno el había tenido algo con Gretta tiempo atrás, y aún parecían mantener una cordialidad más ortodoxa.

Los chicos se instalaron junto a la fogata, Cassius trajo las bebidas, y a Mel le dio apenas un ponche de frutas que literalmente carecía de licor. Estaban charlando de su día. 

Mel seguía un poco nerviosa por lo que encontró en su casillero. Debía hablar con Scott al respecto, pero con alcohol y en una fiesta, aún era un momento poco apropiado. Pero si se mantenía inquieta. Preguntándose quien podría haberle dejado el sobre. Por lo que contenía, debía ser alguien que los conocía bastante. A decir verdad, los espiaba y todo. 

Su mirada avellanada recorrió la habitación, habían estudiantes de todo tipo, alguno con un Afro. Y una chica llamó la atención de Mel. Era Maya, la trigueña que había conocido Scott en los pasillos, estaba sola sentada en un lugar apartado, rechazando a algún chico que se acercaba con un aire de querer ligar con ella.

Scott no podía creer que ella estuviera allí, notó la mirada curiosa de Mel en su dirección. 



—La conocí hoy. —dijo en voz alta. Como esperando que Melania lo cuestionara.

—¿no te parece que deberíamos hablar con ella? —cuestionó a Scott al tiempo que lo jalaba de la mano y a Cassius con ella, en dirección a la chica nueva. 

—Hola, Maya. Ellos son Cassius y Melania. —señalando a los chicos mientras se los presentaba. 

—oh, hola. Creí que era invisible esta noche. Al menos para la gente que parece normal. 

—lamento decepcionarte, Scott sufrió un trauma cerebral y ahora olvida todo cada 7 minutos, en breve se presentará de nuevo; y Mel bueno, ella tiene personalidad múltiple. Yo solo soy guapo —dijo en un tono sarcástico y bromista. 

—Scott le dió una palmada suave en la cabeza. —descuida lo olvidaré en 7 minutos. 

—Maya sonrío. —Y empezaron a preguntarle sobre su llegada a la ciudad. 

Explicaba a los chicos que había sido transferida de otra universidad, para culminar sus semestres allí, sus padres tenían descendencia latina. Y eso explicaba algunos libros rasgos en sus facciones. 

Estaban disfrutando la charla. Mientras todos en su mundo de drogas y alcohol aparte. En el jacuzzi del segundo piso alguna pareja decidió que sería divertido tener sexo en la bañera. Les parecía romántico y excitante, al tiempo que el alcohol les quito las inhibiciones. Tocar la puerta para entrar era en vano. Al menos habían más baños en toda la casa. 

Los chicos del equipo de fútbol habían llegado a gastarle bromas a los nuevos, que era como un mantra propio cuando asistían a las fiestas. Al menos 3 chicos estaban siendo incitados a beber cerveza de cabeza usando una manguera, hasta un pelirrojo lleno de pecas, parecía estar tan tocado que no aguanto, y empezó a vomitar en un rincón del jardín. 

A las chicas por su parte, las de semestres avanzado, les hacían bailar sensual a los chicos. Lo cual era un poco patético y poco ético, teniendo el cuenta que ya eran universitarios. 

Rouher se acercó a donde estaba Maya y los chicos. 

—Presentanos a tu amiga Scott —dijo con el alcohol ya un poco arriba de sus neuronas—. ¿Ya le contaste como se inician por aquí?

La chica de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora