-¿Pa? -pregunté sorprendida al ver lo que hacía.
Al verme sonrió- Buenas tardes mi cielo -Me saludó usando un tono formal y cariñoso, quise reír.
-Buenas tardes Padre, ¿Qué tal tu día hoy? ¿Trabajando en el jardín? -pregunté con el mismo tono.
-Hasta ahora perfecto cariño -dijo y miró a su alrededor- Sí mi niña, sabes cómo amo la jardinería -respondió y pude sentir el sarcasmo, lo que me hizo reír negando.
-¿Mamá te obligo verdad? -pregunté mirándolo con pesar, este suspiró y asintió poniendo sus manos en su cintura.
-¿Puedes creer que me hizo mover las macetas de un lado al otro como cinco veces hoy? Y ahora me mandó a sacar la maleza del pasto -concluyó imitando la voz de mamá haciendo muecas, lo que causó mi risa.
-¡Alexander Mackwell, deja de quejarte y termina, nuestro invitados llegarán en cualquier momento! -lo regañó mamá desde la ventana, sobre saltandonos a ambos, mi padre empezó a hablar entre dientes agachándose de nuevo para seguir con su trabajo, yo negué riendo mientras entraba y saludaba a mi madre, quien comenzó a gritarle instrucciones a mi padre por la ventana.
Esos señores, eran Alexander y Jéssica Mackwell, mis padres, las personas más importantes de mi vida, eran mi todo, los amaba como a nadie y la verdad no los cambiaría por nada del mundo, me amaban como era y no me juzgaban, al contrario siempre intentaban entenderme, verle el lado bueno a mis locuras y apoyarme, claro que peleabamos de vez en cuando, pero siempre resolvíamos todo.
Subí a mí habitación pues debía estar lista para la cena, suspiré entrando por fin a mi lugar, mi pocilga como mamá lo llamaba; no era del tipo ordenada, que tenía su habitación impecable, no señores, era un desastre, les juro que intentaba mantener mi habitación limpia, doblaba mi ropa y la acomodaba por color, pero cuando tenía que arreglarme en las mañanas dejaba todo hecho un caos, no se cómo le hacen esas personas para tener todo impecable, en serio, yo no puedo.
-Jess date prisa nena, te necesito abajo -escuché la voz de mi madre al otro lado de la puerta.
-Dame cinco Maa -dije yendo al baño.
Me di una ducha de un minuto y medio sin mojar mi cabello, y salí buscando entre el desastre algo presentable, tomé un vestido blanco hasta las rodillas, lo había usado pocas veces, y era bastante bonito, por lo que me lo dejé, me coloqué un poco de rubor en el rostro y rimel, lo demás lo deje natural, solté mi cabello y salí de la habitación.
Al bajar mamá me pidió ayuda con la ensalada, me sorprendió ver los elaborados platos que había preparado, ni para mí cumpleaños esta mujer se esforzaba tanto.
Comenzó a hablarme un poco sobre el señor Jones y su hijo quienes ahora vivían en la misma calle; por lo que entendí el señor Jones había sido gran amigo de ellos en la secundaria, pero cuando salieron de esta, se distanciaron un poco. El señor Jones era un reconocido abogado en Washington, pero había tenido serios problemas con su esposa, lo que lo trajo de vuelta a Enora junto a su hijo, debo admitir que lo que me contó mi madre me llenó de curiosidad, además hablaba como si fuese algo confidencial, de verdad ella sabía despertar mi lado chismoso.
Poco después el timbre sonó llamando la atención de ambas- Ve a abrir Jess, deben ser Carlos y su hijo -asentí a su pedido y tranquila fui a la puerta, lo que me encontré tras ella realmente me sorprendió, din, din, din, chico lindo a las 2 o 12, no se la verdad, pero si señores, y el hombre a su lado tampoco estaba mal eh.
-Buenas noches señorita, tu debes ser Jessie -dijo el más viejo y yo asentí sonriendo un poco.
-Si señor, soy Jessie Mackwell y usted debe ser el amigo de mis padres -respondí sonriente estirando mi mano hacia él, quien la aceptó firme, asustandome.
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Los Días Con Jessie Mackwell ©
Teen FictionUna chica optimista, con deseos de vivir y ser libre! . . Un chico malhumorado, que no desea ser fastidiado! . . Un grupo de amigas tan improbable, como inseparable! . . Un chico de gran corazón, qué se robará el tuyo! . . Una escuela, específicamen...