Capítulo 4 - Todo a su tiempo.

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Después de cenar mis padres subieron a su habitación, yo lavé los platos con apuro, al dejar todo seco me fui casi corriendo a mi habitación y cerré la puerta, a veces no escuchaba a mamá entrar.

Dejé mis cosas a un lado, me saqué algunas piezas de ropa y tomé mi laptop, demoró un poco para encender, pero de una vez me metí en internet, coloqué en el buscador "casos de pedofilia actuales en Washington" los resultados me hicieron elevar mis cejas, pero no me distraje con la cantidad de casos, al contrario, empecé a buscar, Laura, Laura, bajé y bajé, pero no encontré nada sobre alguna Laura o Laura Jones, la mayoría de los casos eran sobre hombres, y la verdad se me habían quitado las ganas de seguir buscando, era horrible y repulsivo solo ver la foto de alguna víctima, o medio leer la descripción del caso, no entendía como una persona podía llegar a cometer un acto tan atroz, solo esperaba que Laura no fuese la madre de Caleb, me daba de todo pensar en lo que pudo haber hecho, esperaba que él no fuese una víctima. Pasar una vida cargando con el peso y los traumas que eso ocasionaría era algo que no le deseaba a nadie.

Suspiré dejando la computadora a un lado, me dejé caer en la cama y miré al techo, Dios la curiosidad me estaba matando, sabía que no podía preguntarle a mis padres y mucho menos a Caleb, sí realmente Laura era su madre y había hecho aquello, ni yo misma querría que me preguntarán por ello, mordí mi labio y me giré mirando por la ventana, la noche estaba hermosa para dar una vuelta, además aún era temprano, despejarme un poco me vendría bien. Así que me levanté y fui por un buso y un pantalón, después de vestir tomé mi celular y bajé, salí de casa sintiendo el friíto de la noche soplar contra mi rostro, se sentía muy bien.

Empecé a andar en la dirección opuesta a la escuela, calle abajo, me gustaba caminar por ahí pues era una calle preciosa, llena de árboles enormes, incluso había un hermoso roble a unas casas, me encantaba, el árbol era precioso, observarlo era tan relajante, y estar sobre el era lo mejor, antes solía hacerlo, trepaba en él y pasaba horas ahí observando todo, pero un día me desmayé estando arriba y me caí, rompí mi cabeza y un brazo, desde ese día me fue prohibido volver a subir.

Seguí caminando y pronto estuve frente a él, continuaba igual de precioso e imponente, me acerqué más y puse mi mano sobre su tronco, mordí mi labio pensando si era buena idea subirlo, ya estaba grande, era diferente, miré a los lados y la calle estaba vacía, miré hacia arriba, no está tan alto de todos modos.

Sin miedo me puse a treparlo y la verdad no fue fácil, ¿Como era que yo subía esto más pequeña? una vez arriba me senté recostandome del tronco exhausta, mi respiración y mi corazón estaban tan acelerados, en unos años iba a tener que usar oxígeno si continuaba así, definitivamente tenía que hacer más ejercicios, correr un poco no me haría daño; una vez me hube calmado miré a los lados y debo decir que valió la pena, podía ver toda la calle desde aquí, me encantaba, además entre las ramas del árbol podía ver el cielo estrellado, solté un suspiro y con un poco de esfuerzo saqué mi celular de mi bolsillo, me metí en la aplicación de música y lo puse en aleatorio, "Stereo Heart" comenzó a sonar y sonreí, combinaba con el momento, cerré los ojos y me relajé dejando mi mente ir a donde quisiera, la canción era su guía.

Me encontraba en un concierto de Harry Styles, cantando kiwi a todo pulmón mientras me volvía loca bailando, cuando la música paró y mi celular comenzó a vibrar interrumpiendo mi preciosa ilusión, hice una mueca pero al ver quién era atendí de inmediato.

-Acabas de interrumpir un concierto de Harry Styles en mi mente, estaba por llamarme para subir a bailar kiwi con él -le dije y mi mejor amiga rió con fuerza- espero que me llames por algo importante -le advertí.

-Querida, yo solo llamo por cosas importantes y tú muy bien lo sabes -respodió con suficiencia, haciéndome voltear los ojos.

-No escuché nada importante en todo lo que acabas de decir -dije y mi amiga suspiró.

Los Días Con Jessie Mackwell ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora