CAPITULO 1: Estoy acá - "Ay,ay,ay,ay! Canta y no llores"

97 19 15
                                    

Cuando tenía alrededor de diez años uno de mis abuelos murió.  Fue duro. Era quien me cuidaba cada mañana y me llevaba, de la mano, caminando a clases todos los días, mientras jugábamos al "Veo, veo" o cantábamos "Cielito lindo" para que cuando llegara la parte del "Ay, ay, ay, ay! Canta y no llores", apretara ligeramente mi mano y yo gritara ese "Ay, ay, ay, ay!" a puro sentimiento4.

Ha sido algo significativo. Aunque no lo supe ver. No había llorado, ni podido hablar de ello. Solo trataba de ser un hombrecito fuerte: y eso no era de hombrecitos fuertes. Fue entonces que comencé a despertarme a diario en mitad de la noche, asustado y algunas veces hasta lagrimeando. Tomaba mi almohada, mi frazada y la llevaba arrastrando a oscuras hasta la puerta del cuarto de mis padres que estaba junto al mío. A veces golpeaba y otras, por miedo a que me retaran, simplemente esperaba gimoteando a que me notaran, se despertaran, e invitaran a entrar para dormir a su lado. Una vez ahí, montado mi colchoncito de campamento junto a su cama, descansaba como si nada. Sin más. Algunas noches, incluso, ya todo quedaba preparado y esperándome.

Nadie entendía por qué pasaba. Claro, era algo que no había sabido decir nunca.

Hasta que una tarde, mientras jugaba en mi cuarto, mi mamá vino a donde yo estaba y nos sentamos en mi cama. Me preguntó si comprendía que era lo que ocurría, a lo que respondí que no. Seguido, cuestionó5 si me asustaba que les pasara algo mientras dormían... como que pudieran morir. Hablamos, entonces,  del miedo a la muerte, aunque yo cargaba solo diez años. Pero eso es lo que me gusta de ella. Que podíamos charlar así sobre todo, o bueno, casi todo.

De pronto, en medio de la conversación, me achicharre y sumergí en un llanto desconsolado. Ella intentaba calmarme diciendo que todo iba a estar bien. Pero no podía parar. Sin embargo, entre tanto, algo dentro de mi cabeza dio "el clic" que necesitaba para entender que realmente así sería. Que todo pasa. Incluso nosotros. Y aquello de despertarme en mitad de la noche, en adelante, no volvió a ocurrir.

Es que poner en palabras, aquel miedo. Era lo que necesitaba.

De cualquier forma, cuando dije que esto fue algo significativo me refería, en realidad, a que esa fue la primera vez, que recuerdo, que esta mierda me ocurrió. Que algo en mi cabeza que, por ignorarlo, desconocerlo o simplemente no saber decirlo a tiempo: me quitó el sueño.

 Que algo en mi cabeza que, por ignorarlo, desconocerlo o simplemente no saber decirlo a tiempo: me quitó el sueño

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

4de seguro funcionó las primeras veces, pero después de varios años de hacerlo rutina. Solo se convirtió en nuestro juego favorito.

5 ni ella sabe por qué. Pero seguro es ese instinto de madre del que hablan. O quien sabe. Es que andaban preocupados por mí.

LA MITAD DE MI. "Sin lágrimas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora