Tres

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Yo tenía a "mis amigos" eran muy diferentes a los chicos de mi escuela, incluso eran mayores que yo. Tenía una relación libre con uno de ellos, no era mi novio, no era su novia pero nos veíamos de vez en cuando.

Ustedes eran tan diferentes.

Cuando estaba con él me sentía poderosa, inalcanzable. Alguien como el fijándose en alguien tan simple como yo, era casi un sueño.

Una tarde te dije que saldría y que no te podría ver, dijiste que estaba bien y preguntaste lo que haría... Contesté con la verdad porque no eramos nada, simples conocidos.

Quién me iba a acompañar me quedó mal, te encontré en la calle y todavía me pregunto si fue casualidad, te ofreciste a llevarme.

Acepté.

Miraste mi atuendo y creo que te diste cuenta que no iba solo a charlar. Te dije el camino y el silencio reinó entre nosotros.

Llegamos y solo te despediste con un movimiento de cabeza frío y calculador.

Como dije el chico y yo no éramos nada. Él estaba con otra de una manera muy íntima detrás de una jardinera con ella encima suyo... Me sentí sucia y vacía, casi pude escuchar a mi ego quejarse por el golpe bajo. Yo simplemente me di media vuelta por el mismo camino.

Estabas ahí; sentado en la acera de la avenida por la cual tenía que pasar.

Miraste mis ojos cristalinos y quise que me tragara la tierra.

– ¿Te hizo daño? –preguntaste. Negué y apreté mis manos en puños para que las lágrimas no ganaran.

No dijiste nada más, me llevaste a casa, te fuiste sin despedirte.


Mi Dulce KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora