Diez

39 9 3
                                    

Quizá llegaste a pensar que no me daba cuenta. Y quizá me debí sentir acosada, pero no, me sentía segura contigo custodiandome.

Te veía en la entrada, entre clases, en el descanso y en la salida ibas por mí.

Algunas veces me sonreías de lejos y otras fingía que no notaba tu presencia.

Quizá lo vean como un acto posesivo pero sería ridículo si no existía relación entre nosotros. Yo lo veía como algo tan tierno, el que te preocuparas, el que me cuidaras, el que estuvieras ahí protegiéndome con sigilo.

El verte de lejos no quitaba el cosquilleo que empecé a sentir cuando me acompañabas a casa.

Ese gesto era especial, ya que no importaba que la espera fuera un poco larga y el trayecto un poco corto, no dejabas de caminar a mi lado hasta que estuviera en el umbral de mi hogar.

Me sentía inmensamente dichosa por tener a un... amigo, como tú.

Mi Dulce KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora