Cuatro

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No supe nada de ti en días. Me sentí tan estúpida. No debí aceptar que me llevaras.

Mi mente era un nido de pájaros, pensamiento tras pensamiento; uno más negativo que el anterior.

Me asustaba la hora en la que te volvería a ver si es que te veía.

Temía que tus ojos claros me miraran con asco, te llevaste la peor imagen que existe de mi persona y con justa razón.

Si no hubiera encontrado de esa manera a mi, ¿cómo se le puede llamar, ex-amigo con derecho? Yo hubiese dejado de ser casta. Me iba a entregar a él sin amor solo por el simple hecho de experimentar esa tan mencionada primera vez.

No iba a ser con pétalos por doquier, con velas olor a vainilla, ni una cena romántica previa. Si bien me iba sería en la parte trasera de un auto prestado o en el peor de los casos en los matorrales al final de las casas de la colonia.

Quería pensar que por algo pasan las cosas.

Quizá no era mí tiempo de experimentar.

Quizá él no era bueno para mí.

Quizá yo no era suficiente para ti.

Mi Dulce KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora