Dieciocho

31 6 1
                                    

Parecíamos dos tontos enamorados. Quizá eso era lo que éramos.

Después de tú frase ya no hubieron palabras porque mi corazón latía tan fuerte que estaba segura que lo escuchabas a la perfección.

¿Quería ser yo más que tú amiga?

Sonreí, con tanta efusividad que mis mejillas dolían. Por supuesto que quería serlo. No obstante, esa confesión no era un a declaración formal, no me lo pedías más bien me informabas de algo que para cualquier otro era obvio.

Mi Dulce KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora