▼Hermanos Cariñosos▼ 1/3
-... ¿Seguro que quieres venir a vivir conmigo?- Le volvió a preguntar Australia a su hermano, mientras se encontraba sentado en la cama viendo como el otro país guardaba su ropa en el nuevo ropero.
-Ambos estamos bastante solos ¿no?- le respondió sin voltear a verlo, siguiendo con lo que estaba. -¿Tu estas seguro de que no te molesta que viva aquí?- preguntó Nueva Zelanda, esta vez volteando para ver al australiano.
-Tu nunca serias una molestia para mi, Zelanda.- Respondió mostrando una sonrisa en su cara.
Claro que no le molestaba que su hermano menor se mudara a su casa, incluso lo agradecía, ya que gracias a eso podría estar mucho más tiempo junto al zelandés.Ambos oceánico estaban en lo que antes era la habitación de invitados de la casa del australiano, que ahora pasaría a ser la habitación de Nueva Zelanda que le había pedido al dueño de la casa mudarse con él, debido a que ambos se sentían solos en sus territorios y se extrañan bastante. No estaban acostumbrados a estar separados por largos periodos de tiempo y últimamente los dos países tenían un tiempo libre muy reducido como para viajar y visitarse.
-¿Te gusta la habitación? Podemos pintarla de otro color si quieres.- sugirió Australia después de recorrer la pieza con la mirada y notar el color de las paredes, pensando que el blanco no sería de mucho agrado para su hermano.
-Tal vez más adelante, no te preocupes.- Le respondió, también fijándose en la pintura que cubría las paredes, restándole importancia por el momento. -Parece que los que más van a disfrutar de esto van a ser las mascotas.- Comentó luego de soltar una risita al ver como una de sus mascotas jugaba amistosamente con la serpiente del más alto.
Australia no prestó la atención suficiente a lo último que había dicho el zelandés, ya que se había quedado concentrado en la sonrisa que se había formado en la cara del otro después de reírse.
Movió su cabeza para ambos lados al darse cuenta que se había quedado pensando por mucho tiempo en la sonrisa de su hermano.-... ¿Australia? ¿Me estás escuchando?- Preguntó esta vez más cerca del país, ya que había dejado lo que estaba haciendo con la ropa al notar que el australiano no le prestaba atención.
-¿Eh? Perdón. - Se disculpó cuando se percató de que aún le estaba hablando y no recordaba nada de lo que dijo anteriormente.
Nueva Zelanda solo volvió a soltar otra risita suave por la actitud distraída de su hermano, mientras seguía sacando otras cosas de una de las maletas que tenía en el piso.
A veces pensaba que Australia era algo extraño, pero tenía que admitir que ambos eran bastante raros realmente....
Ambos hermanos se pasaron ese día y los que siguieron haciendo cosas juntos y divirtiéndose. La estaban pasando bastante bien con la compañía del otro.
-¿Y qué quieres hacer ahora? .- Le preguntó el australiano a su hermano.
-¿No deberíamos cenar? Ya es bastante tarde. - preguntó Nueva Zelanda notando que ya era de noche por una de las ventanas.
-Si tienes razón ¿Qué quieres comer? Puedo ordenar que nos traigan algo.- Dijo tomando su celular para pedir comida a domicilio de algún restaurante.
-Lo que tu quieras estará bien. ¿Podemos ver una película mientras comemos?- Respondió y le preguntó acariciando a una de sus pequeñas mascotas peludas que tenía en brazos.
-Claro.- Le contestó con una sonrisa. No pensaba negarse a ningún pedido que le hiciera el zelandés y menos si lo pedía poniendo esa cara que el australiano consideraba tan tierna. -Tierno...- Pensó Australia marcando a uno de los restaurantes que eligió.