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▼Hermanos Cariñosos▼ 2/3

Varias de las mascotas pequeñas que le pertenecían al zelandés aprovecharon para subir a la nueva cama de su dueño, acomodándose junto a su cuerpo para dormir a su lado como de costumbre.

Antes de abandonar la habitación el australiano se arrodilló junto a la cama apoyando sus codos en el colchón y su cabeza sobre una de sus manos viendo al zelandés seguir durmiendo.

-¿En qué diablos estás pensando Australia?- Se preguntó a sí mismo en tono bajo luego de soltar un suspiro, sin apartar la mirada de otro país.-... Es solo tu hermanito.- Se recordó mostrando una expresión algo enojada y triste.- No puedes enamorarte de él... No está bien y... Él nunca va a amarme igual.- Se terminó por decir el australiano para luego volver a pararse y ver por última vez el rostro de su hermano.

No pudo resistirse mucho y acercó su cara a la del otro para depositar un beso sobre la frente del menor, creyendo que podría resignarse a los sentimientos que tenía por el zelandés de ahora en adelante.

-Descansa Zelanda.- Se despidió para voltearse y caminar hasta salir de la habitación, cerrando la puerta al cruzar el marco, para posteriormente dirigirse a su propia habitación.

Cuando entró a su habitación, apoyó su espalda en la puerta cerrada y se puso a pensar un poco en todo lo que había pasado.
Apenas llevaban un día viviendo juntos y ya pensaba que no resistiría pasar tanto tiempo con el zelandés sin poder decirle todos los sentimientos que ya no podía negar que tenía y sentía.

Soltó otro suspiro. Ya había perdido la cuenta de cuantos suspiros había soltado ese día.

Decidió caminar a su cama para recostarse y tratar de dormir un poco, debido a que ya era bastante tarde y no le gustaba dormir toda la mañana.
Cubrió sus hombros con la manta junto a la sábana y se recostó de costado cerrando los ojos, tal vez podría intentar algo para hacer desaparecer esos sentimientos más rápido.

No quería decirle la verdad, no podía ni imaginarse cómo podría vivir si su hermano lo llegaba a odiar o lo veía como alguien raro o asco por saber que no lo quería solo como un hermano. Normalmente todos los países pensaban que él era raro, incluso se lo decían y recordaban cuando tenían la oportunidad, pero no le importaba, hace tiempo dejó de interesarle como lo veían los demás y le daba igual si creían que era raro o no, pero con Nueva Zelanda era distinto. Si el zelandés lo veía como alguien raro si le importaría, y si se alejaba por ese motivo no dudaba en que le dolería demasiado.

Por otro lado, en la habitación del país con estrellas rojas, dicho país estaba boca abajo sobre la cama, con la cabeza hundida en una de las almohadas mientras apretaba la sábana con su mano.

Había escuchado todo, escuchó cada una de las palabras que dijo el australiano junto a su cama, y desde entonces estaba en esa posición tratando de procesar todo lo dicho.

Sentía una tormenta de emociones, en gran parte simplemente no podía creerlo por completo. Le gustaba a su hermano, tenía eso bastante claro, y a diferencia de lo que pensaba en otro país, se encontraba bastante felíz y emocionado por descubrir el secreto.

Siempre había pensado que las caricias que le daba, la atención que le prestaba y los comentarios lindos que decía eran cosas de un hermano cariñoso, pero ahora todo tenía sentido para él.

El zelandés hundió más su cara en la blanca almohada, ocultando por completo el pequeño sonrojo que tenía en el rostro, luego de eso trató de calmarse para intentar dormir un poco. Mañana quería aprovechar el día para estar junto a Australia, por lo que quería dormir para que el día llegue rápido.

꧁⿻⊱ ⋅One ➛ Shot⋅ ⊰⿻꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora