Ch-8

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Kaede se encontraba frente a la puerta preguntándose si era capaz de tirar la puerta abajo—. Supongo que la golpeare con fuerza y veré que ocurre —tomo aire y con toda la fuerza que poseía golpeo la puerta con su puño derecho, el impacto hizo que algunas pequeñas rocas se desprendieran de las paredes y del techo.

—¡¿Pero qué demonios?!... —dijo Beatrix.

—¡Una vez más! —repitió el movimiento y mas trozos de las paredes y del techo se desprendieron—. ¡Otra vez! —empezó a golpear la puerta cada vez más rápido cambiando entre puños y cada impacto hacia retumbar el lugar.

—¡Hey espera! —exclamo Beatrix.

—¿Eh?

—Para, vas hacer que nos caiga el techo encima —dijo mientras se acercaba a Kaede.

—Pero creo que si lo golpeo más fuerte podre-

—Espera, eres fuerte eso no lo pongo en duda, pero quizás haya una manera más eficiente.

—¿Y cuál es?

Beatrix mira la puerta con detenimiento para luego decir—. Ahí las bisagras, ¿crees que puedas llegar hasta ahí y sacar la varilla?

—¿Varilla?

—Es la pieza que une las dos partes de la bisagra, solo tienes que jalar hacia arriba, ¿puedes hacerlo?

—Creo que puedo llegar hasta la primera —Kaede se posiciono y con un salto se sujetó de la bisagra.

—Ahora jala la varilla hacia arriba.

Kaede con una de sus manos tomo la parte expuesta de la varilla para luego hacer fuerza y sacarla de su lugar, luego de eso tiro la pieza hacia un costado.

—Vale ahora la siguiente.

Salto hacia la siguiente y de igual forma removió la varilla.

—Ahora la última.

Al llegar a la ultima Kaede dijo—. ¿No deberías quitarte de ahí?

—¿Por qué?

—Bueno si quito esto no se caerá la puerta.

—Tu confía y solo quítalo.

—De acuerdo —Kaede removió la varilla de la ultima bisagra lo que hizo que la puerta se moviera un poco, bajo de nuevo al suelo y le pregunta a Beatrix—. ¿Por qué la puerta aún no se cae?

—Porque hay un trozo de madera que hace de cerradura en el otro lado y eso aun sostiene la puerta.

—... ¿Y?

—Ese trozo de madera esta justo en la mitad de la puerta haciendo de eje de giro que ara que se abra hacia arriba, así que solo tienes que empujar y podremos salir de aquí.

—... Yo nunca fui buena en física.

—Solo ponte ahí y empuja.

Kaede coloco sus manos sobre la puerta y comenzó a empujar, y como dijo Beatrix la puerta se movió hacia arriba creando una pequeña brecha por la que ella se arrastró para salir.

—Ahora solo da un gran empujón y sal.

Y así lo hizo Kaede dándole un fuerte empujón para luego colarse por debajo y salir.

—Ufff... Era un poco pesada.

—¿Pero nada que no puedas manejar verdad?

—Hummp Por supuesto —dijo orgullosa de sí misma.

—¿Ahora por dónde?...

Ahora estaban en un pasillo que iba en dos direcciones.

—¿A la izquierda o a la derecha? —dijo Beatrix.

—Fácil, de tin marin-

—Espera ya recuerdo, es a la izquierda, por ahí me trajo ese ogro.

—Entonces allá que vamos.

—Vamos.

Siguieron el camino por la izquierda y llegado un momento consiguieron salir del mismo apreciando el interior de la montaña.

—Vaya —menciono Kaede.

Parecía ser que el interior de la montaña era hueco con colunas de piedra y madera, plataformas hechas del mismo material y diversos caminos que debían llevar a distintos sitios y todo iluminado por unos grandes cristales de luz blanca.

—Muy bonito y todo, pero no estamos de tur, hay que salir de aquí, pero ¿primero hay que encontrar a tu amiga verdad?

—¡Así es!

—La cuestión es, ¿A dónde se la han llevado? —en ese momento se acercan dos ogros hacia ellas—. Rayos, ven por aquí —ambas se ocultaron detrás de unas rocas para así no ser vistas.

—¿Por qué el rey no dijo que las lleváramos a todas de una vez?

—Quien sabe.

—Bajar a por ellas para subirlas luego hasta la habitación del rey es molesto.

—Da igual, no podemos negarnos de todas maneras, vamos entre más rápido hagamos esto más rápido terminaremos.

Los dos ogros siguen su camino por donde vinieron Beatrix y Kaede.

—¿Escuchaste eso? —dijo Kaede.

—Si parece que la tienen en la habitación del rey.

—Así que tenemos que subir.

—Y no solo eso tenemos que ir rápido, porque esos dos ogros iban a por nosotras, en lo que se den cuenta de que no estamos empezaran los problemas.

—Vamos entonces.

—Parece que ese camino va hacia arriba, así que vamos.

Ambas salieron de detrás de las rocas y corrieron por el camino hacia arriba.

Kaede Ishikawa (Aracciel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora