« Sumisa » h.s // Harry y tú.

Así comienza.

Agobiada y confusa, son las únicas palabras que logran describirme tal y como estoy últimamente. Me da vergüenza admitir que a mis 21 años que aún soy virgen. Me llamo ______ Evans y esta es mi historia.

Me levanté como cada mañana, para ir a la universidad. Vivo en Londres y voy a la universidad Malet Street. Llevo dos años estudiando diseño y por fin veo salida en mis estudios. Al principio todo el mundo decía que la carrera de diseño no servía para nada, pero ahora veo que sí. Tengo algo de experiencia, y a veces me contratan solteras ricas y amargadas para escogerles algún que otro conjunto, y pagan bien eh, un punto positivo. Podría ganarme así la vida. Pero esta vez era distinto, me había contratado un hombre, la primera vez que oigo que un hombre necesita a una mujer para vestirse. Se que no es tan raro, pero suena bastante "no común". Además el hombre que me pidió ayuda es bastante famoso. Es el dueño de una gran empresa de cosméticos. Seguro que es gay, aparte de que ya hoy por ahí que tiene novio... Y si los rumores son ciertos... Pero suena aún mas raro que un gay pida ayuda para vestirse. No puedo evitar reirme.

Vivo de alquiler en un pequeño apartamento en el centro. No muy lejos de la universidad, solo a dos manzanas, y así hago algo de deporte cuando voy y cuando vuelvo luego.

Eran las 8:00. Me vestí con unos shorts y unas botas altas negras, una camiseta blanca con las mangas de encaje, me puse una chaqueta de cuero negra y me coloqué la maleta solo colgada de un hombro, salí de mi apartamento, me subí al ascensor y llegué al vestíbulo.

- Que tenga una buena mañana señorita Evans. - dijo el portero tan alegre y simpático como cada mañana.

-Gracias James.

Era muy atractivo y siempre que puedo le echo una que otra sonrisa pícara mostrando entre mis finos labios mis dientes perfectos.

Empecé a caminar cortando camino por calles estrechas hasta llegar a la universidad a las 8:26. Justo a tiempo, mi próxima clase empezaba a y media. Entré hasta llegar a mi clase, allí me senté en la segunda fila al lado de un compañero de clase llamado Jake, al que saludé con una gran sonrisa.