•Capítulo 2•

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Me quedé paralizado cuando Astrid venía en la esquina del pasillo, eso significaba que ella no estaba allí dentro.

-¿¡Que!?- abrió la puerta de una patada con furia, paralizada a la vez de solo ver quién estaba allí dentro

-Que cojones hacen aquí, vallan a una puta habitación, par de mocosos- hizo una mueca de desagrado total

-lo siento mucho profesora- musitó avergonzada Cassie, la callada y tierna Cassie.

Astrid negó decepcionada. -joder, esos treinta puntos ya no los tienen. Cincuenta puntos menos para ravenclaw y hufflepuff, salgan de aquí ahora- dio un fuerte golpe en la mesa, la mesa que quizá no estaba muy limpia

-Profesora, ¿mi castigo sigue en pie?- dije amablemente dejando que Astrid se compusiera o tranquilizara. No estaba de lo mejor

-Si, después de cenar irá a la biblioteca y ordenará los libros de la biblioteca prohibida. Obviamente conmigo presente señor Riddle- habló como una señora de cuarenta años

-¿Porque hablas así?- reí por lo bajo

-Dumbledore me dijo que hablará como señorita- imitó la voz del viejo intolerante

-Pues si le soy sincero me gusta como habla, tú empoderamiento es magnífico ante mis ojos Astrid- sonreí de lado. Lo que más amaba era lo que podía hacer en jovencitas de su edad, o de la mía. Con unas simples palabras

-Gracias, pero eso no te salvará de mi castigo- rió con voz malévola

Créame es lo que más quiero, estar solo con usted

-Mmm Thomas, tengo que hacer algo en este momento ¿Me preguntaba si me podrías ayudar?- tomó una pila de pergaminos que estaban en su escritorio

-Claro, por supuesto, ¿Cierro la puerta?- ahogué una sonrisa de placer, estar solo junto a ella me mataba de placer y felicidad

-Ehh si por favor- tomó un pergamino y comenzó a escribir en el, cosas suyas supongo.

Revisé su estantería y comencé a limpiar la mesa con unas toallitas de bebé. Qué maldito asco, ¿a quién se le ocurre, siquiera por un segundo hacer tal cochinada? Solo a ellos, los muy imprudentes.

Sin embargo eso no me importa ahora, joder esto era lo que estaba esperando, quedarme a solas con Astrid, con quién tanto había soñado que llegará aquí.

Cerré la puerta, con mucho cuidado y me senté a su lado, admirado cada parte de su rostro y torso

-¿Qué tengo que hacer?- Observé atento a su perfecta caligrafía

-Tu sabes de pociones, me he dado cuenta. Quiero que escribas cuántos puntos obtuvieron hoy. Toma cualquier pergamino y escribe su puntaje- no alejó la vista de su pergamino, de donde escribía muy atentamente. Solo asentí con la cabeza, esperando alguna recompensa por su parte, este era el comienzo de mi plan, enamorar a Astrid Chevalier. Ella será mía, tendrá que rogar para poder estar conmigo, como la mayoría hace, serás la mejor sumisa que podré tener Astrid.

Deseo estar contigo ¿Tú también?

-Canto tiempo estarás así conmigo, tu y yo nos llevamos bien, desde solo hace unas horas. Me pareció aberrante como hiciste aquello, avergonzarme, delante de mis compañeros, creo que no es para nada ético de tu parte ser así conmigo, cariño- murmuré un tanto molesto

-Bueno disculpa mis modales, no quería ser así. Hoy no es un buen día, mis más sinceras disculpas Tom, perdón por avergonzarte en clases.- hizo una leve pausa -Que dices si, mañana te invito a mi despacho y cenamos juntos- sonrió mientras quitaba la mirada de su pergamino, me observaba con detenimiento, felicidad. Puedo jurar que también enamoramiento, lo sé

𝖠𝗆𝖺𝗋 𝖠 𝖫𝖺 𝖮𝗌𝖼𝗎𝗋𝗂𝖽𝖺𝖽 / [𝙏𝙤𝙢 𝙍𝙞𝙙𝙙𝙡𝙚 𝙁𝙖𝙣𝙛𝙞𝙘]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora