❛ No puedo tocarte
Pero atraído, te quiero cuanto
más enfermo me pongo
Detente por favor no pares
Todo mi cuerpo arde por ti
Mi corazón tiene sed por ti
...
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Eran alrededor de las cinco de la mañana y Oyuki ya se encontraba entrenando con las armas que había en el armero del colegio.
─── En vez de practicar tu cuerpo a cuerpo, deberíamos practicar tu técnica de maldición ilimitada.───reclamó Satoru detrás de ella.
─── Gojō-sensei, incluso si lo practicara por años, jamás podría dominarla mínimamente como cualquier miembro del Clan.───suspiró y se giró a mirarlo.───sólo aquellos que sean poseedores de los Seis Ojos serán capaces de dominar la técnica en su totalidad, y yo tengo unos ojos malditos, lo que me deja en total desventaja, ni siquiera puedo utilizarlo como algún miembro del Clan.───se quejó.
─── Tú tienes la misma capacidad de estos ojos, es como si los hubieras desarrollado tú.───contradijo él.───el Clan no ha tenido miembros fuertes desde hace muchísimos años, somos la resurrección de éste.───declaró.
Y aquello no podía estar más lejos de ser un error en cuanto a Oyuki se tratase pues ella no era considerada una resurrección ni de lejos, ella era considerada el otro extremo de la balanza mientras que Satoru era la resurrección, Oyuki era la perdición de éste.
─── Pero no puedo controlarlo, cuando está libre mucho tiempo, mi vista se hace más fuerte, es por eso que el sello de la venda se asegura y se fortalece cada año, a diferencia tuya mis seis ojos no sirven de nada porque están hechos para matar incluso si yo así no lo quiero.───apretó la mandíbula.───todo en mi está hecho para matar y ellos lo saben.───se giró a seguir con su entrenamiento.
Satoru sintió su alma decaer ante las declaraciones de su prima y alumna, aquello que se habían encargado de hacerle creer estaba totalmente lejos de ser realidad, y es verdad que tampoco sabían si era realmente verdad, pero Satoru era fan de darle una oportunidad a lo desconocido y en verdad quería poder darle una oportunidad a su prima de ver el mundo de forma completa. A pesar de que él mismo sabía lo que significaba ver el mundo a ojos desnudos; a veces se ponía a ver desde lo alto todo, disfrutando de su habilidad. Quería poder darle lo mismo.
