❛ No puedo tocarte
Pero atraído, te quiero cuanto
más enfermo me pongo
Detente por favor no pares
Todo mi cuerpo arde por ti
Mi corazón tiene sed por ti
...
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El Clan Gojō siempre fue un Clan lleno de fuertes integrantes, por supuesto, como en todo rebaño, nunca puede faltar la oveja diferente, en éste caso, Saori Gojō, siempre fue débil en comparación a su hermano mayor, siempre fue diferente, claro que al nacimiento de su sobrino Satoru, todo fue de mal en peor.
Todos estaban tan orgullosos del nacimiento de aquel niño, que cuando tiempo después, ella quedó en cinta, todos la despreciaron sin trabas al saber de quién provenía aquel fruto.
─── No debiste meterte con ese bueno para nada.───era lo que siempre oía.
Sin embargo, contra todo y todos, Saori había logrado dar a luz a una niña, quién desgraciadamente había sido maldita al momento de dar el primer llanto. Todos habían quedado horrorizados al oír la Maldición que cargaba, sin embargo, la fuerza que poseía fue lo que la destacó. Saori había luchado contra los jefes de su Clan, buscando la seguridad de su hija por sobre su propia dignidad, terminó por llegar a un acuerdo.
─── Sus ojos serán cubiertos por la venda sellada toda su vida, no debe ser retirada ante las personas.───ordenaron.
Y Saori obedeció, sintiéndose culpable cada vez que veía a su pequeña Oyuki regresar con hematomas y aún así le daba una sonrisa de felicidad, por supuesto que no todo era de rosa, y todos querían deshacerse de la falla del Clan Gojō, y así fue.
Oyuki se encontraba jugando con unas muñecas de trapo, ya que las de plástico le hacían daño, sin embargo, no se encontraba sola.
───¿Crees que soy un problema?───preguntó mientras ladeaba un poco la cabeza.
