Después de todos los eventos desafortunados que cayeron en los hermanos Baudelaire, decidieron tener una vida olvidando su pasado.
Creyeron que se habían terminado los malos días. Estaban en lo incorrecto.
Los eventos desafortunados continúan...
#...
No fue hasta la siguiente noche cuando estaban en camino a la escuela Prufrock.
Quigley fue el primero en subir a la pared, de ahí ayudó a Violet y a Beatrice a cruzar, después a Valerie quien también ayudó a Sunny a subir, y por último Klaus.
Todos siguieron a Violet hacia la ventana cubierta de ramas de árboles. Violet sacó la llave que habían construido el otro día de un escondite en el césped y abrió la ventana con cuidado. Sigilosamente se escabulló dentro y todos uno por uno hicieron los mismo.
Se encontraban en una sala oscura y elegante al mismo tiempo. No era un salón de clases. Ya que no había pupitres. Pero si había sillas y mesas largas.
-Es la sala de maestros. —Dijo Klaus.
-Vayamos a los pasillos, tenemos que ser muy silenciosos. —Dijo Violet.
Pensaron que lo oscuro solo sería en la sala en la que estaban, pero al abrir la puerta que daba a los pasillos descubrieron que no solo era ahí, si no que toda la escuela estaba oscura. Hacían el lugar aún más tenebroso que cuando los Baudelaire habían sido puestos en esa escuela.
-No e estado un minuto aquí y ya puedo decir que odio este lugar. —Comentó Quigley.
Al caminar por los pasillos estuviera muy alerta a cualquier ruido extraño, ya sea pisadas, voces, gritos, incluso respiraciones que no fueran las suyas.
Después de estar deambulando por el lugar y no ver ni escuchar absolutamente nada. Se metieron a un salón para poder descansar del suspenso y poder hablar entre sí.
-Tengo una muy mala sensación. —Dijo Valerie. Klaus se acercó a ella y le pasó un brazo por la cintura.
-Este lugar da malos presentimientos. Cuando solíamos estudiar aquí no había tanto silencio entre los pasillos. Se podían escuchar las voces de los demás alumnos platicar entre sí y las pisadas. Pero al caminar por los mismos lugares lo único que pude escuchar fueron mis latidos. —Violet se pegó más a Beatrice.
-¿Creen que Esme esté aquí? —Dijo Quigley pegándose a la puerta para ver si veía algo en el pasillo.
-O Ernest. —sugirió Sunny.
-Los dos pueden ser muy peligrosos. Ya hemos estado con Esme, pero no sabemos qué tan peligroso puede ser Ernest. —Suspiró Violet.
-Sea quien sea lo venceremos. —Dijo Klaus intentando cambiar el ambiente y darles motivación. -Tienes razón, no creo que deberíamos escondernos aquí más tiempo. —Comentó Valerie. Klaus le dedicó una sonrisa tímida pero dulce.
Quigley se volteó violentamente y con señas les indico que se escondieran. Se ocultaron hasta el fondo del salón atrás de los pupitres.
Asomaron un poco la cabeza para ver que era lo que Quigley había visto. Violet vio algo acercarse a el vidrio de la puerta. La sombra de la persona se hizo presente, pero no era una silueta de persona, era una silueta en forma de cabeza de caballo.
Se esperaron hasta que la sombra desapareciera para salir de sus escondites.
-Bueno, ya vimos que no estamos solos. —Tartamudeó Quigley.
-Vámonos, tal vez lo podremos alcanzar. —Dijo Violet.
-¡¿Alcanzar?! ¿¡Por que quieres ir detrás de esa cosa?! —Exclamó Quigley en voz baja.
-Si lo seguimos tal vez nos lleve a Ernest o Esme. Y así sabremos quien de los dos es.—Explicó Valerie.
Salieron del pasillo y caminaron hacia la derecha, (la dirección donde se había ido el enmascarado.)
No lo pudieron ver pero si escuchar sus pasos. Llegaron hasta el auditorio donde se detuvieron y se escondieron entre los asientos.
-¿A donde se abrá ido? —Les susurró Valerie.
Alguien se aclaró la garganta lo suficientemente alto como para llamar la atención de todos y hacerlos voltear al escenario.
-Veo que ya se reencontraron. —Dijo la voz resaltando en el silencio y el eco del auditorio.
Todos se levantaron para ver al que habló.
-Rix. —Murmuró Violet.
Quigley y Valerie supieron de quien se trataba.
-Realmente no esperábamos verlos a todos aquí. Siendo sincero solo esperábamos a los Baudelaire. Oh, tal hemos estado buscando a usted, señorita. —Dijo Rix refiriéndose a Valerie. -Y a usted no lo identificó muy bien pero mientras más mejor. —Ahora se refería a Quigley.
-¿¡Quien le da las órdenes?! —Gritó Klaus.
Rix soltó una risa. -Ella está ansiosa por verlos también joven Baudelaire. -¿Ella? Entonces es Esme. —Dijo Valerie. -O tal vez esta jugando con nosotros. Puede ser Ernest. —Dijo Quigley.
-Cerca, pero lejos. —Les dijo Rix. -En un momento vendrá con ustedes. -Por lo tanto..
Más enmascarados aparecieron detrás de ellos y los amarraron a los asientos.
Todos dejaron el auditorio, dejándolos a ellos amarrados.
-¿Entonces no es ni Ernest ni Esme? —Preguntó Klaus. -Al parecer no. —Contestó Violet. -¿Quien más podría ser? —Preguntó Valerie intentando zafarse de las sogas. -Oh no. —Dijo Sunny cubriéndose los ojos al ver llegar a alguien al escenario.
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