𝟷𝟷. 𝐷𝑈𝑂 𝐸𝑇 𝑉𝐼𝐺𝐼𝑁𝑇𝐼: 𝐿𝑎 𝑐𝑟𝑢𝑧 𝑞𝑢𝑒 𝑐𝑢𝑒𝑙𝑔𝑎 𝑑𝑒 𝑚𝑖́

1.1K 107 73
                                    

Cada día se siente como una montaña rusa, las curvas son descarapeladas y sus náuseas no se limitan al dolor de estómago y acidez, sino que aportan dolor de cabeza y un nudo de vergüenza que ni siquiera sabe describir. A Jeno no le gustan los parques de diversiones y es en todo lo que puede pensar cuando está sentado como un niño regañado, la madera que cruje y el metal taladrando sus oídos.

Renjun no deja de caminar alrededor de su habitación con una expresión confundida y palabras no llegan a formarse nunca, ese silencio no apaga los gritos de ansiedad de Jeno cuando llegan a la cima de la montaña, donde está la estaca del problema. El que se descubra todo en tierra santa teñida de su sangre.

Él está en todas partes, menos donde debería. Jeno sabe que si estuviera con él, no sería tan dificil intentarlo. Juno siempre confiaba en la sinceridad, Jeno es lo opuesto y se siente tan similar al mismo tiempo.

La inflexibilidad de su mejor amigo está por arrancarle la cabeza. ¿Por qué no dice nada y grita para que Jeno pueda sentirse como un completo idiota? Renjun es todo lo que necesita para reforzar su conexión con el mundo real, con el golpe de cinismo y odio que caracteriza a los seres humanos. Ni siquiera va a responder, pero Renjun debería decirle algo, debería decirle la verdad de la que Jeno pretendía escapar. Todo lo que hace está mal.

—Es que por más que intento buscar una respuesta, no la hay y sé que tú tampoco la tienes —dice Renjun exasperado. —No puedo hacer esto, ¿entiendes? Se supone que somos mejores amigos y, en realidad, no me importa una mierda lo que hagas respecto a eso, pero, ¿por qué me mentiste? ¿Por qué conmigo te tocó fingir? ¿Qué hice para no solo que no me lo dijeras? Porque es eso completamente respetable, no voy a sacarte del closet, pero me jode como no tienes una puta idea el que construyeras una imagen para mí que no eras. —Renjun extiende una de sus manos señalándolo por completo. —Siento que no te conozco, ¿qué fue todo ese espectáculo casi homofóbico Jeno? ¿No te sentías cómodo para ser tú? Nunca te juzgaría, no por lo que eres.

Y esa queja se siente completamente diferente de lo que esperaba.

—Puedo explicarlo.

—No, Jeno. No puedes. Te escuché hablar mal de los chicos que se juntaban con mujeres, por ser demasiado afeminados. Te vi encerrarte entre imbéciles que rompían sus patinetas por perder mientras actuaban como putos machos. Te vi crecer intentando imitar a tu papá y supuse que en algún punto ibas a querer dejar de complacerlo, pero seguiste construyendo esa imagen podrida mientras ibas al psicólogo, y quise creer que sólo te odiabas a ti mismo por no ser como él, no por querer ser lo contrario. Te esforzaste tanto para convencer a los demás que iban a juzgarte por ser tú que intentaste mentirme y lo lograste. ¿Por qué yo también? —Su voz se rompe un poco antes de continuar: —Siempre te consideré mi hermano y ahora entiendo que nada de eso era recíproco. —Renjun despeina su propio cabello y se detiene frente a él. —Y lo siento mucho, es tu cumpleaños, pero me duele que me mientas a mí cuando nunca he hecho nada para hacerte creer que iba a lastimarte.

Cuando Jeno lo recuerda, se siente como ver una película en la que él aparecía rodeado de personas extrañas con pensamientos retrógrados al grado de ser detestables, pero Jeno los abrazó y mimetizó. Imaginó que si estaba entre los varones más masculinos su pequeño problema se iría poco a poco, pero entre más se adentraba, notó que la admiración que alguna vez llegó a sentir era atracción que comenzaba a picarle la nuca. Ellos lo aceptaban, no quería otra cosa más que esa en ese momento, ser aceptado por los que lo rechazaban sin mirar en su alma.

—Lo siento, estoy trabajando en eso.

Apenas tiene aire en los pulmones cuando responde, no tuvo en cuenta que Renjun podía sentirse traicionado, mucho menos Haechan y es algo que adormece la punta de sus dedos, sí, el mundo no gira a su alrededor y, de algún modo, eso no se siente como un alivio.

Ivory Cherry: Church of burned romances [JAENO - JAEMJEN] (Re-publicación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora