Adda Miller aprendió a las malas que las personas no son lo que aparentan. A sus 18 años le rompieron el corazón.
Con el fin de alejarse de sus problemas y poder cursar su primer año de Universidad, arma las maletas y viaja a Miami, donde viven su...
"Ama a todos, confía en unos pocos, no le hagas mal a ninguno" -William Shakespeare.
Quiero dedicar este capítulo a todas las personas que estánsufriendo por amor, o que sufrieron por amor. Quiero decirles que, esa persona no era su mundo. Ustedes son su propio mundo.💜
🌼
Estaba cansada, las sesiones de fotos parecía una cosa tan simple en televisión. Pero vivirlo en carne propia, era de lo más estresante. El calor de las luces, los nervios de estar a centímetros de Kaden.
Todavía me dolían los ojos por los flashes, los costillas por el dichoso corsé y los pies por esos zapatos del demonio. Y sin mencionar que ese vestido pesaba una tonelada.
-¿ya tienes hambre?- pregunta Jason a mi lado sacándome de mis pensamientos.
Estaba recostada en el sofá, con la cabeza en su regazo. Hacía un par de minutos que estaba así, habían llegado temprano.
Como siempre.
Hoy hacia demasiado calor, todos estábamos con poca ropa, los chicos se paseaban por la casa con el torso denudo y nosotras en bikini.
Habíamos llegado a ese nivel de confianza.
-si- asiento con la cabeza. Abro la boca y el susodicho extiende una papa en mi dirección.
Cheddar, mis favoritas.
Mastico lentamente mientras miro el panorama.
Sally, Lola y Max habían salido a buscar comida porque habían perdido en piedra, papel o tijera. Mientras Tyler, Jason y yo estábamos en el sofá viendo el partido.
Los Chiefs iban ganando contra los Broncos, 12 a 5.
Mire el pequeño sillón de la esquina y ahí se encontraba la chaqueta que Kaden me había prestado la noche anterior después de traerme de casa de Papá y Charlotte.
Kaden.
No lo habia visto en todo el día. Los chicos no habían dicho nada al respecto y yo no me habia animado a preguntar.
Vuelvo a la realidad cuando escucho gritos. Me doy la vuelta y veo como la tribuna se levanta de sus asientos para gritar y aplaudir. Al igual que las dos personas que están a mi lado.
Locos.
Vuelvo a recostarme en el sofá y cierro los ojos. Pero los gritos no me permite cumplir mi propios, dormir.
Si estuviéramos en casa, mamá llamaría a la policía por todo el bullicio que estaban haciendo. Era extraño, que desde que había llegado a esta casa no había una pizca de silenció.
Y eso me encantaba.
Me levanto del sofá como un muerto viviente. Imagínense a un Zombie de setenta años tratado de levantarse de un sofá. Bueno, si lo hicieron déjenme decirles que me vieron.
Camino escaleras arriba, sigo derecho por el pasillo y abro la puerta de mi habitación. Le doy una pequeña inspección al lugar, la ropa estaba doblada y apilada sobre una silla en la esquina de mi habitación, entre la ventana y el escritorio. Todo estaba perfectamente ordenado.
Sonrío satisfecha y hago una de mis cosas favoritas en el mundo. Tirarme sobre mi cama y dormir. Como si nada importara.
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