Capitulo 2

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"Como pretendes volar; si no te alejas de los que te arrancan las plumas" -Marlene Pereira.

🌼

Mire una última vez el reloj comprobando que estaba a tiempo, después de todo lo ocurrido anoche llamé a Rachel, y le conté todo. Y como siempre, mi mejor amiga comprendió la situación, y me dio su opinión al respecto, que era lo que necesitaba. Termine de guardar mis auriculares y una botella de agua en la mochila. Me la colgué al hombro, tomé mis dos maletas y bajé las escaleras.
Enumerando todas las prendas y pares de zapatillas que llevaba en ambas. Y tratando de recordar si no dejaba algún buen libro atrás.

Mamá siempre se iba a las 5 a.m, por lo que no tendría que cruzarme con ella.

Al llegar a la planta baja, deje las llaves de la casa colgadas junto a la puerta. Empecé girar el picaporte, pero unos pasos me hicieron dejarlo al instante, me doy la vuelta y me encuentro con una Ariana muy enojada.

-¿a dónde crees que vas?, después de la vergüenza que me hiciste pasar anoche me merezco una explicación, ¿no creés?.- se acercó a mi con los brazos cruzados.

Mamá era intimidante en todos los aspectos. Con tacones, con traje, hasta con un vestido, y había llegado a la conclusión de que llevase lo que llevase, pareciera que en cualquier te decapitaria con sus propias manos.

Enfoque mi atención en su atuendo.

Tenia unos pantalones azules, una camisa blanca y un saco del mismo color que el pantalón. Con unos zapatos blancos, su bolso estaba en el sillón, junto a una taza de té que despedía humo.

Ven. Intimidante.

-creí que te habías ido a trabajar.- fue lo único que salio de mi boca. Por la notable incomodidad que se palpaba en el aire, acomodando la mochila en mi hombro.

Era plenamente consiente de lo que iba a pasar.

-creíste mal, hoy tengo el día libre, John me invitó a desayunar y lo estaba esperando.- responde con su usual voz despectiva.

Genial, hoy estaba más enojada que de costumbre.

-me iré con papá, me inscribirá en la universidad y no te preocupes ya habló con la universidad y me dieron un lugar.

A veces me gustaba pensar que con mamá tenía que ser de las personas directas. De los que sacan la bandita de un tiron y no están hora comprobando si sigue teniendo pegamento o si les va a doler.

Pero en realidad yo era todo lo contrario. Cuando estaba nerviosa le daba muchas vueltas a un asunto.

Ella me escane, parecía no entender lo que le decía.

-¿y cuando me lo ibas a decir?, ¿cuando estuvieras al otro lado del mundo?.- me mira hastiada.

-tu nunca estás en casa, siempre estás de viaje o en el trabajo. Quiero ir a ver a papá que por si no lo notaste hace 12 años que no los veo.- le recordé.

Odiaba que se pusiera así, cuando ella se fastidiaba, yo lo hacía. En eso era como ella, una bomba de tiempo. Y lo detestaba.

-trabajo para que puedas darte todos los lujos que quieras, ¿y si tanto lo quieres ver, por qué no vino el?

-¿nunca te pusiste a pensar que lo que necesito no es dinero, si no a ti?- baje la vista a los tenis, estaban algo desgastados pero eran uno de mis favoritos -¿ni una sola vez?.- mi voz tiembla.

-no seas patética, ¿qué te dije de los sentimientos?, esos son para los débiles, los fracasados y mi hija no es fracasada e inútil.

Si, pensaba eso de los sentimientos, ¿por qué se volvía a casar?, ¿por dinero?, ¿no le bastaba el de ella?.

Mi Más Bonita Casualidad [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora