Jiraiya se sobresalto al escuchar la ventana de su habitación ser tocada, pudo ver una sombra, por pura precaución, mantuvo un kunai escondido entre sus prendas.
Dio un respingo cuando al fin reconoció a aquella persona, rápidamente abrió la puerta.
—¡Tsuki!
—Baja la voz, idiota —empujó con un dedo el pecho del peliblanco quien rápidamente cedió y dio un par de pasos atrás, la azabache entró a la habitación de un salto.
—¿Que haces aquí tan tarde? — cuestionó el muchacho.
—¿No te dije que te buscaría? —la azabache rasco su mejilla, podía sentir el chakra de Jiraiya, pero por primera vez en años le hubiese gustado poder ver.
—Hehe, si... Uhm ha pasado tiempo.
—Si — se recargo del marco de la ventana —Dijiste que me buscabas ¿No? ¿Que quieres?
—Regresa a Konoha, Tsunade te extraña y... Orochimaru ha estado raro desde que te fuiste.
Tsuki frunció el ceño por unos segundos.
—¿De qué hablas?
—Es nuestro amigo, sin embargo, Tsunade me ha comunicado que Orochimaru ha estado saliendo y entrando de la torre del Hokage, creo que esta viendo los pergaminos prohibidos.
—Si es así... Tengo un par de asuntos que atender, podemos vernos mañana temprano en la entrada de la aldea, volveremos a Konoha.
Jiraiya se emociono un poco, simuló no hacerlo.
—Esta bien, te esperaré ahí.
Pero las cosas no eran tan fáciles.
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