Un día me acerqué a hablarte, charlamos por un buen rato. Para mi, cada que estabas solo era una buena oportunidad para convivir contigo.Sin embargo, en tu mente, siempre estaba ella.
Ese día, en cuanto la viste, fuiste a hablarle y pronto se fueron caminando por la cancha de futbol de la escuela. Lo peor es que solo cruzando dicha cancha se podía llegar a la puerta principal así que tuve que ir detrás de ustedes, sosteniendo mi corazón en la mano.
Cuando mi madre me recogió, lloré mil océanos de vuelta a casa.
Me hubiese gustado que mi madre me hubiese apoyado más, que me hubiese ofrecido su hombro para llorar, que me hubiese guiado en mi predicamento. Más solo se molestó y redujo mis problemas a conflictos tontos y sin valor, mis lágrimas reducidas a inmadurez.
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sadness
General Fiction« 𝘌𝘴𝘵𝘢 𝘷𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘦𝘭 𝘥𝘦𝘴𝘢𝘴𝘵𝘳𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘪𝘤𝘪𝘮𝘰𝘴 » 𝘎𝘢𝘯𝘢𝘥𝘰𝘳𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘞𝘰𝘸𝘈𝘸𝘢𝘳𝘥𝘴 2016. 𝘔𝘶𝘤𝘩𝘢𝘴 𝘨𝘳𝘢𝘤𝘪𝘢𝘴. Una chica cuenta al aire su primera experiencia amorosa cuando tenía catorce años, narrando el...