Capitulo 20

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Al pasar los días desde su partida, Gulf además de sentirse destruido, se sentía malhumorado, molesto por el mínimo detalle que pudiera notar.

-No me gusta, hazlo de nuevo- gruñó y le devolvió los papeles a su secretaria- Lo quiero para dentro de una hora.

-Pero señor, me ha tomado todo el día de ayer para hacerlo y...- fue interrumpida.

-Para una hora dije, vete ya.

La chica por poco no salió corriendo de allí.

A Gulf no le gustaba en lo que estaba transformándose, ni decir siquiera cuando se miraba al espejo.

No le gustaba, lo odiaba y odiaba la forma en que su mismo dolor no dejaba avanzarlo en las relaciones. Nadie era Mew...

Ni siquiera ese admirador secreto que le envió las entradas, las flores, postales de Francia; de la Torre Eiffel y de un museo.

Su cuerpo no podía olvidar sus abrazos, sus besos, su toque. Su cabeza se negaba a dejar ir el recuerdo de su voz, de su risa, de...

Su teléfono sonó, la voz de su secretaria se escuchó.

-S-señor Kanawut, una persona lo está buscando, dice que es por las propiedades que quiere comprar en Daegu.

-No tengo tiempo.

-Insiste, dice que le interesa.

-Dile que vuelva mañana- gruñó Gulf- No tengo tiempo para él.

-Si pero... ¡Señor espere!- se escuchó y la puerta se abrió.

Cuando Gulf elevó su cabeza para insultar a cualquiera que haya entrado, su boca se secó.

Abrigo marrón, lentes ovalados, una boina marrón oscuro... y su sonrisa... su sonrisa cuadrada.

-No quieres que me enfade Gulf.


El nombrado tragó saliva y le habló a su secretaria.

-Retírate quiero hablar con él...

La muchacha salió rápidamente de allí... y entonces lo tenía, frente a él... más alto, piel bronceada, cabello castaño... y su mirada tan gélida y caliente al mismo tiempo.

-¿Disfrutaste las entradas?- giró su vista hacia el escritorio- Todavía tienes las rosas... aunque están secas en tu libro.

Gulf no podía decir mucho, no porque no tuviera ideas, sino porque no sabía que decir primero.

Lo vio moverse por la que había sido su oficina.

-No has movido ni un mueble.

Los segundos pasaron en silencio.

-Es ridículo ¿no?- murmuró Gulf, no queriendo decir su nombre por miedo a que todo eso sea un sueño.

Lo vio hacer una mueca... como las de antes... como el hombre duro y frío; entonces esperó a que alguna palabra dura saliera de su boca.

-No he podido besar a nadie por miedo a terminar borrando la sensación de tus labios- habló bajo, Gulf contuvo su respiración- ¿Qué tan ridículo es eso para ti?

Gulf solo lo miraba. Caminó un par de pasos hasta alcanzar su cuerpo y quitarle la boina, su cabello castaño cayendo largo en su frente.

-Es muy ridículo... es muy ridículo sabiendo que eres el león de la selva de concreto- murmuró acariciando su rostro lentamente.

Le dio una media sonrisa antes de que sus frentes se apoyaran juntas.

-Tengo tantas cosas que explicarte- suspiró acariciando su mejilla con su mano grande.

-No tienes que hacerlo si no quieres...- respondió, cerrando sus ojos.

-Quiero, puedo y debo... ya no soy el mismo y te necesito como el aire.

Gulf trató de evitar las lágrimas que se juntaron en sus ojos.

-No soy el mismo sin ti no me gusta- negó con la cabeza.

-Lo siento cariño- susurró, acercándose a sus labios- Debía hacerlo...

Y entonces Gulf se animó a decir su nombre.

-Mew...- jadeó dolido y sus bocas se juntaron.

Aquellas manos abrazando la cintura y las otras las mejillas. El beso fue tan lento y sin prisa, necesitando volver a sentir esa emoción que explotó cuando Mew lo abrazó contra sí por su cintura.


-Te extrañé- confesó Mew entre el beso- Te extrañé tanto... amor...

El menor lo abrazó por sus hombros, tomando todo lo que podía.

-No es un sueño... eres real... eres real...- repitió contra sus labios- Volviste... por mí...

-Siempre volvería por ti- confesó, mirándolo a los ojos- Eres el único capaz de ponerme de rodillas.

Gulf lo abrazó tan fuerte contra él.

-Quédate hasta siempre conmigo... por favor... quédate conmigo...

Y, cuando el cielo se volvió oscuro chispeado de estrellas, Gulf sentía el cuerpo de Mew sobre él; abrazándolo, apoyando su cabeza en su pecho.

-Volví Gulf- susurró Mew en medio del oscuro silencio- Volví y esta vez es para siempre.

-Te amo- murmuró Gulf acariciando su cabello- Siempre te amaré.

Y entonces Mew elevó su cabeza para, que poco a poco, sus bocas se encontrasen una vez más.

Mātamę Lênto ❀ MëwGûlf [Adąpt.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora