Sueños de una nigromante

Capítulo IV

- ¿Os puedo ayudar en algo? – Pregunto el muchacho, avanzando hacia Nebiros y hacia mí.

- ¿Todavía habita alguien la casa? – Quise saber, Nebiros se encontraba detrás de mí, con el rabillo del ojo pude observar como colocaba su mano encima de la empuñadura de su espada.

- Si. – Contesto el muchacho, la curiosidad reinaba en sus ojos, al igual que el miedo. - ¿Y qué os ofrece Mlle.? – preguntó, manteniendo cierta distancia entre él y yo, coloque en mi rostro una sonrisa tierna, mientras jugaba con el encaje negro de mi falda, pude observar como sus miedos pronto lo abandonaron y se acerco un poco más a mí.

A pesar de todo yo era una niña encantadora, de cabellos blancos y rizados, era pequeña y menuda, daba la impresión de una muñeca de porcelana.

Pronto el chico se encontraba presa de mi belleza y dulzura.

- Yo, yo me perdí. – Dije por ultimo. Me encontraba jugando aún con el encaje de mi falda, cuando el aire llevo un par de mechones de cabello a mi rostro.

- O, que lamentable, seguro esta asustada ¿No es así? Pequeña. – Dijo avanzando hacia mí, con sus manos separo un par de cabellos de mi rostro, en aquel momento hice que mis ojos cambiaran a un azul penetrante.

Él era a quien tenía que matar, sentí tristeza, era lindo, pero mi familia no había tenido piedad de mí, por más linda y encantadora que fuera yo, así que yo no tendría piedad con él.

- ¿Cuál es tu nombre? – Pregunto. Aquel era el momento, estaba cansada de estar en aquel lugar, tenía que terminar lo que había venido hacer. Sonreí con un toque malicia é inocencia.

- Evanna…Evanna Ver Leth. – Dije. Él tenía su mano sobre mi rostro, cuando dije mi nombre completo, se alejo y callo, el miedo se poso pronto en su rostro, se levanto del suelo y agacho la cabeza un poco, luego la levanto y pude ver el sello de la nigromancia en sus ojos.

Nebiros ahora tenía la espada lista para atacar.

- ¿Y cuál es tu nombre? – Pregunte inocentemente.

- Siobhan Von Oz. – Dijo