- Entonces, ¿Sabes quién soy? – Pregunté con una sonrisa en mi rostro.
- Claro que lo sé, maldito demonio. – Dijo, escupiendo al suelo, con asco.
- Entonces sabes a lo que vine ¿No? – Dije avanzando hacia él. Él retrocedió varios pasos.
- No sé que se te ha perdido nada aquí, maldita bruja. – La ira consumía sus ojos, aún llenos de miedo
- No se me ha perdido nada, en eso tienes razón, y bruja, querido el sello de la nigromancia esta en tus ojos, y no dudo que sepas como utilizarla, y si no lo supieras, ¿cómo es que esta el caballo ruano aquí? – Dije, mientras me acercaba cada vez más a él, acorralándolo en un pequeño estanque, que estaba a solo unos metros de la casa.Era sorprendente que un chico supiera como traer al mundo de los vivos al caballo ruano, Siobhan no era normal no del todo, había algo en él que me perturbaba, sentía la presencia de un ángel.
Aquello era imposible, él no podía ser un ángel, la nigromancia era magia negra y él poseía al caballo ruano, una criatura del mal, aquello no me cuadraba nada bien.
Nebiros seguía detrás de mí contemplando la escena.
Por un momento me distraje mirando a Nebiros. Entonces fui yo la que se encontraba acorralada, no había podido ver venir aquello.
La situación dio un giro tremendo, cuando Siobhan se encontraba sobre mí, sostenía en sus manos una daga dorada, sobre su espalda dos alas blancas se alzaban, quede paralizada.
Era un ángel.
Nebiros avanzo hacia nosotros y coloco su espada sobre el cuello de Siobhan, lentamente Siobhan alejo su daga de mi pecho, y Nebiros lo hizo levantarse, yo me incorpore y me coloque detrás de Nebiros.
Nebiros tenía su espada encajada sobre el cuello de Siobhan, pequeños hilos de sangre comenzaron a salirle del cuello.
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Sueños de una nigromante
ActionDel infierno a venido, décadas han pasado pero aún la sangre de quienes la han condenado sigue ahi, mientras ella se a podrido en el infierno. Venganza, es lo único que aclama su alama para poder descansar.