ʙᴀʟʟᴇʀɪɴᴀ [ᴍᴏɴᴏᴍᴀ ɴᴇɪᴛᴏ]

ᴄᴀʀᴛᴀ 𝟾

___ caminaba por los pasillos buscando a alguien con la mirada recordando la conversación que anteriormente había tenido con Kendo y Tetsu.

--¡Por favor Kendo-San, Tetsu-san! ¡Ayúdenme a estudiar! --pidió.

La pelinaranja veía a la chica con una sonrisa llena de ternura, empezaba a comprender cómo aquella coreana se había adueñado del corazón de su prepotente y castrozo amigo.

Una idea cruzó por su cabeza y se le escapó una risa.

--Yo-  --la mano de Kendo cubrió la boca del chico metálico.

--Claro que nos encantaría ___-chan pero nosotros también tenemos problemas en esa materia. --la muchacha agachó la cabeza --Pero conozco a alguien que es muy bueno en ella.

Los ojos de ___ se iluminaron.

--¡Monoma-kun! --ella llamó al más alto y el giró a verla.

--La chica enana de la clase A. --se burló.

He hiciste caso omiso al comentario y mostraste tu libro de física. Él te miró con confusión y eso te hizo poner más nerviosa.

--¿Me ayudarías a estudiar? --le sonreíste tímida ocultándote detrás del libro.

A Monoma casi se le sale el corazón.

Tocaste tres la puerta delante tuyo y esperaste a que te dieran alguna orden de entrar o que te abrieran la puerta. A los instantes la puerta se abrió dejando ver al rubio mirarte con su típica mirada burlona y egocéntrica.

--Creí que los de la clase A eran más inteligentes como para pedirle a alguien como nosotros ayudarlos a estudiar. --se apoyo en el marcó.

Rodaste los ojos soltando un suspiro.

--No quiero molestarte Monoma-kun, pero si vas a tener esa actitud egocéntrica conmigo e insultando a mi clase prefiero que Bakugou me ayude. Buenas noches. --se dio la vuelta dispuesta irse.

Monoma entró en pánico dándose un golpe mental por hablarle así a la chica de la cual estaba enamorado. Se apresuró a tomar su brazo deteniéndola.

--Espera, solo fue una broma. -- se excusó soltando un suspiro --Entra y acabemos con esto, te ayudaré a estudiar.

Ambos se adentraron en la habitación con el corazón latiendo a mil.

Monoma había acomodado unos cojines en el suelo para que cada uno se sentara frente a frente, cruzaron las piernas como indios y ___ procedió a abrir su libro en un silencio incómodo.

--Bien... B-Bueno tengo problemas en... Estática. --explico nerviosa.

-- Esta bien, empecemos. -- trato de esconder su tono nervioso.

El rubio empezó a explicarle lo básico del tema anotando en el cuaderno que la muchacha había llevado cada formula y problemas para que ella pudiera resolverlos una vez terminara la explicación.

Una vez termino la previa explicación le entrego el lápiz dándole paso a que resuelva los problemas que previamente había anotado, la chica observo el problema y luego de analizarlo empezó a resolverlo y así con los demás.

La mirada violeta de Monoma (según Wikipedia) miraba a las expresiones que la chica coreana realizaba como morderse el interior de la mejilla cuando estaba nerviosa, arrugar la nariz cuando estaba concentrada y de vez en cuando relamía sus labios de manera ansiosa. No pudo evitar no sonreír de ternura. Simplemente le parecía perfecta.

La vista del rubio fue interrumpida por un mechón cubriendo el hermoso rostro de la chica. Inconscientemente la mano del muchacho se acercó a su rostro quitando suavemente el mechón que obstaculizaba su vista haciendo que la muchacha se avergonzara.

Sus miradas chocaron y el ritmo cardiaco de los jóvenes aumento sintiendo un gran nerviosismo crecer rápidamente en ellos.

Parecieron pasar horas mirándose mutuamente pero el sonido del móvil de la chica sonó haciéndolos asustar y separarse rápidamente. Ella lo tomó y contestó de manera nerviosa.

—¿H-Hola?..... ¿Que pasa Uraraka?.... ¿Qué? ¿En serio?... Si.. Si si ya voy para allá. Trata de distraerlo por favor... Gracias. —colgó.

Rápidamente tomó su cuaderno y se levantó.

—Lo siento pero Aizawa-sensei esta revisando las habitaciones. Debo irme. —abrió apresuradamente la puerta —Adiós Monoma-kun.

Cerró la puerta rápidamente y corrió por el pasillo con las mejillas rojas.

El rubio no pudo decir nada por la velocidad en la que se había ido ni si quiera se había podido despedir. Soltó un suspiro maldiciendo internamente por haberse comportado así, lo había arruinado.

Sus ojos de posaron en el suelo donde anteriormente la chica estaba sentada.

Había olvidado su libro.