Capítulo 2

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  Hablar con mi abuela me hizo sentir mucho mejor, yo nunca tuve el amor de ninguno de mis padres por que ellos me abandonaron cuando apenas nací, la que ahora es mi abuela me adoptó cuando tenía sus 53 años y cuido de mi dándome todo amor y cariño que ella pudo.

   Grasias a ella pude terminar mi carrera de fotografía y ahora ya tengo mi propio estudio fotográfico, si no fuera por mis problemas familiares tendría una vida perfecta.

   Llegar a mí casa es un suplicio, todo está tan vacío y silencioso nada es como era antes... Ya ni estas esperandome en casa con la comida, ya no me llamas para avisarme que llegaras tarde, antes hasta me llamabas para darme las buenas noches aunque no llegaras a casa.

—Sollozos— Que hice mal, si nos alejamos por que trabaja mucho y no podíamos salir muy seguido soy capas de dejarlo todo por tí pero por favor no me engañes, te amo tanto que tengo miedo de dejarte aunque me engañes.

  Una noche más Alina se durmió con ayudó de las pastillas para insomnio, ya que ni en sus sueños podía conseguir consuelo ni paz.

   Su despertar no era diferente con pesadillas todas las noches, despertaba bañada en sudor y con su corazón latiendo fuerte.

   Su rutina otra vez se repitió, Fernando llegó a las horas de siempre y nisiquiera hablaba con ella, solo entraba y salía con solo decir un hola y un adios, pero esta ocasión sería diferente Alina se armó de valor e hiso lo que ella más odia...Lo siguió.

   Entró como si fuera una paciente normal del ospital para no causar sospechas, sus manos le dudaban, e hizo caso omiso de sus pensamientos negativos y de reproche que ella misma formulaba. Sin miedo alguno fue a hablar con su amigo y gerente del ospital.

—¿Se encuentra usted muy ocupado Dr. Grover?

— La verdad estoy muy ocupado pero tratándose de usted tengo todo el tiempo del mundo.

Grover se levantó de su silla y nos dimos un abrazo, a pasado tanto tiempo de que no nos vemos que estarañamente se ve un poco más flaco y hasta tiene ojeras.

—¿Y ese milagro que vengas tú al ospital?,  no estarás enferma verdad.

—El que esta enfermo es otro, mirate estas casi en los huesos y hasta pareses mapache.

—Es por culpa del ospital que no tengo tiempo ni para dormir, que no hay cama para los pacientes, que uno que otro doctor no va a venir, que las enfermeras no vienen a sus turnos, todo lo que yo tengo son quejas y problemas, y uno de mis Dolores de cabeza es tu esposo.

—¿Mi esposo?

—Si tú esposo, se que lo quieres mucho pero no exageres, el pobre se me la pasa pidiéndome turnos y hayer hasta me pidió el día libre.

—Ayer, ¿no vino a ttrabajar? 

—No, ayer me pidió el día libre.

—De casualidad, ¿Hoy tiene doble turno?

—No el casi nunca tiene doble turno, es más es el doctor que tiene menos pacientes, ~mirada picara~ Por suerte para tí.

—sonrisa timida— Si tienes razón soy muy... Afortunada.

—¿Te sucede algo? Te ves muy pálida.

—No me agas caso, debe ser por que no desayune está mañana.

—¿Segura?

—Si, y... Ya me tengo que ir, tengo una sesión de fotos y solo pase a saludar. Ah y no le digas a Fernando que vine hoy ok.

La boca castigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora