Capítulo 4

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—Yo aún puedo escapar... ¿Verdad?, quiero irme lejos, muy lejos, donde los gorriones se van cuando termina el verano, quiero dejar atrás mi sufrimiento y tratar de cerrar mis heridas internas. Quiero sacar la daga de mi corazón.

—Su Majestad, no lloré, sus ojos ya están rojos por tantas lágrimas derramadas, si de algo le sirve los consuelos de esta vieja sirvienta déjeme ser osada y desirle mi opinión.

  La pelinegra solo asintió y se hacurruco en el pecho de la vieja sirvienta, con solo una señal todas las demás salieron de la habitación sin decir nada, dejando a las dos solas.

—Me gustaría decirle que puede escapar e irse lejos, pero tienen las cadenas que la sujetan a estas tierras, usted es la única heredera del Archiduque, tiene en sus manos el cuidado y la protección de un monton de plebeyos y sirvientes que vivimos bajo su amparo y dependemos de sus decisiones, además que tiene el poder tan alto que ni el emperador puede cuestionar su palabra... Usted posee la palabra final en las desiciones de este imperio, nadie puede contradecirla, ni mucho menos juzgarla por cancelar la boda si eso es lo que la preocupa.

—No es eso Delle, no le temo a lo que digan los de la nobleza, ellos no pueden contra mí... Delle alguna vez as sufrido de una traición por parte de la persona que amabas con todas tus fuerzas y el corazón.

—Esta sirvienta a vivido tantas pérdidas y traiciones que es imposible no saber de lo que me dice su Majestad. Por desgracia en el mejor momento de mi juventud me enamoré como toda jovencita de un muchacho alto, fornido y tosco, el era un sueño para mí, nos casamos a escondidas de mi familia porque nunca lo aceptaron ya que decidan que él era un don nadie, cuando tuvimos a nuestro primer hijo él consiguió un trabajo en la casa de la Baronesa de Efernierh, pensé que la vida nos estaba dando oportunidades nuevas, pero me equivoque, pronto él me engaño con la Baronesa y yo lo sabía por que los ví teniendo intimidad, aun así yo cubrir mis ojos por que yo lo amaba y me aferre a la idea que él me amaba igual y que nunca nos abandonaría, me aferre a esa fantasía aún cuando la Baronesa resultó embarazada de mi esposo, sufri de maltratos y mi hijo murió a manos de la Baronesa, aun así yo estaba tan siega que me seguí aferrándome a él como una tonta. En una de las tantas golpizas de ellos dos salí a comprar medicamentos, era una noche fría, estaba descalza y sangrando, que si no uviera sido por vuestro Padre yo uviera muerto, él me ofreció un techo y comida solo con la condición de cuidar a su pequeña hija.
Así fue como te conocí, eras tan pequeña y delicada que yo te ame como una madre desde ese momento, yo tenía 50 años cuando conocí a mi verdadera familia.

—¿Lo odias? ¿Como lograste superar esa traición?

—Si lo odié, pero ahora ya no, y eso me quedo como experiencia para el resto de mi vida, lo superé cuando lo enfrente cara a cara y le demostré que soy más fuerte de lo que él pensaba, aúnque al inicio me dolió mucho, nunca lo demostré y con el tiempo ya no me acuerdo ni lo que en alguna vez sentí.

—Gracias Della, gracias por estar siempre conmigo y escucharme.

—Ni me lo agradezca su Majestad, yo lo ago con mucho gusto por que para mí eres como mi propia hija, daría todo lo que yo soy y poseo por tú felicidad.

—Mi corazón ya se secó como una rama seca, ya no se ni lo que es la felicidad... Puedes retirarte, avisale a los demás que no habrá más arreglos en el castillo. Hoy no es necesario que preparen el almuerzo por que no voy a comer.

  Delle hizo una reverencia y salió de la habitación. Los ojos azules de Katriana se cerraron de sus labios una voz dulce y armoniosa empezó a salir, su cantar era hermoso pero lleno de dolor.

    Si el río del tiempo
    Quisiera secarse.
    Para no volver
    La vida es linda muchacha
    No llores, deja de sufrir.

    Sangrando en la tarde
    Seguirá su cause, morirá en el mar
    La vida es linda muchacha
    No llores... Morirá el amor

—Me gustaría ver que tipo de rostro pondrás al ver que en mí lugar solo encontrarás el anillo de compromiso, me gustaría ver esa cara de vergüenza y humillación de tu parte, ahora ya corté una de todas esas cadenas que me ataban a tí... Joaquín yo me enamore de tí talves desde el momento en el que te conocí, un albino con los ojos color amarillo suave, una piel blanca como la porcelana y esa sonrisa gentil me atraparon en ese momento, eras bastante sencillo y nunca utilzabas ropas extravagantes, esa gentileza que me mostraste en nuestra infancia me enamoró como una loca, bajo un hermoso Laurel me prometiste un amor eterno como las estrellas del cielo, un anillo echo de ese mismo Laurel me prometiste hacerme tú emperatriz y la madre de tus hijos, te llevaste mi primer beso en ese momento, ambos estábamos felices pero avergonzados, podría jurar que nuestra infancia estuvo llena de un amor de niños, aprendimos a bailar juntos, cabalgar, escaparse, la etiqueta e incluso estudiamos juntos, todo era perfecto que parecía un cuento de hadas lleno de amor y felicidad. Todo cambio cuando te fuiste a la guerra, quien ubiera pensado que esa sería la última vez que recibí palabras amorosas, caricias y nuestro último beso. Cuando regresaste de la guerra quise correr a tus brazos pero mi padre murió en ese entonces y tuve que viajar Morthendad a proteceder con el velorio y después el peso de todo el territorio cayó sobre mis hombros, cuando regresé ya te habías casado y el Imperio ya tenía una emperatriz, no lo quería creer hasta que los ví con mis propios ojos en el banquete que organizase para festejar la victoria. Me consumió la ira al verlos, tus ojos cariños estaban sobre ella. Casi cometo una estupidez, si el Marqués Gregorith no me detenía. Por rumores me enteré que la habías conocido en el campo de batalla y ella fue tu apoyo y que la guerra los unió aún más, una hermosa mujer con el cabello blanco, piel blanca, unos ojos pardos y unos labios rojos carnosos, sin mencionar una hermosa figura. Sin pensarlo utilice mi poder como Archiduquesa para presionarte y sabiendo que no me amabas me casé contigo. Que ironía al final fue culpa mía por obsesionarme contigo, pague un precio muy alto por mi herror.

  Durante una semana me puse al día con todos los pendientes del territorio y el tiempo libre que tenía me sentaba delante de un espejo y practicaba mis gestos, mi sonrisa, mi ira, mi tono de vos. Tarde o temprano tengo que asistir a un banquete o una fiesta de té y no puedo mostrar lo rota que estoy, tengo que ser fuerte y portarme como la Archiduquesa que soy.

—Su Majestad, le llegaron todas estas cartas de los diferentes nobles y entre ellas una invitación del Palacio Real para un banquete.


Nota de autor: No tengo fecha específica para la actualización de la novela, pero lo que si les puedo decir es que voy por orden:

1º Una libertina reencarnada
2ºLa boca castiga
3ºVoy a ser su amante

Ese es el orden de publicación, me tomó unos cuantos días de descanso después de la publicación de un nuevo capítulo.

La boca castigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora