Mi resignación solo era aplicable para mí, Katriana no se rindió conmigo, al contrario empezó a atosigarme con su poder dentro del imperio que aunque yo no quisiera reconocer era más alto que el mío, tenía el apoyo de los dos nobles más influyentes aparte de ella, al inicio solo la ignore pues la entendía, ella debía de odiarme, estar resentida, herida, pero todo cambio cuando se le metió la idea de casarse conmigo, y la gota que derramo el vaso fue cuando mando envenenar a Jimena y tubo el descaro de decírmelo en la cara, me restregó su poder dentro y fuera del palacio, al final no tuve otra opción que tomarla por mi esposa si quería su apoyo para ir a la guerra y tener los suficientes suministros, hasta ese punto había crecido un pequeño odio o más bien molestia por tenerla cerca, no quería verla ni mucho menos estar con ella, era una persona capaz de hacer todo lo que fuese posible para conseguir lo que desea y eso me causaba un raro odio hacia ella que me recordaba a mi familia.
Si nada que pudiera hacer me case con ella, rompiendo cada palabra de mi juramento, rompiendo mis ideales, mi orgullo y honor de hombre, en la boda ella se veía hermosa pero para ese momento yo sentía que la odiaba, durante toda la celebración estuve muy nervioso por la noche de bodas no porque fuera mi primera vez sino más bien porque estaba en dudas de ir o no a su alcoba, pero al ver el rostro lleno de lágrimas de la que ya era mi esposa, mi emperatriz decidí no ir y estar con Jimena que era mi esposa y la mujer que yo decía amar con locura. Y en aquella noche de luna llena, donde pensé que estarías sola en aquella enorme habitación, adornada de flores rojas y velas aromáticas fue todo lo contrario.
—Me alegra saber que no cumplió sus obligaciones con su primera reina.
—Ella pudo casarse conmigo pero eso no significa que le sea infiel a mi emperatriz.
—Mi hija es una persona que lo ama demasiado su majestad, y ella se merece el mejor trato de su parte, no obstante hubiera sido un desperdicio dejar una mujer tan hermosa sola en esos aposentos, no lo cree su majestad.
—No entiendo a qué se refiere general.
—Que le llegue felicidad su majestad, tiene motivos para divorciarse de la archiduquesa, pues ella pasó la noche con un esclavo de otro imperio.
Sentí como mi sangre hervía ante esas palabras, antes de que pudiera razonar le di un golpe al general y con mi espada en su cuello estaba dispuesto a quitarle la vida, solo que me detuve al darme cuenta que sería una muerte muy fácil a pesar de que era el padre de Jimena.
—COMO TE ATREVISTE A ENVIAR UN ESCLAVO A LA ALCOBA DE MI ESPOSA, como permitiste que la deshonraran, quien te dio el derecho de mancharla de esa manera, y glorioso me cuentas tu macabra y sucia victoria, te mataría ahora mismo si no fueras el padre el padre de la emperatriz.
—Perdóneme su majestad, perdone a este humilde servidor y a su familia, fue mi error, es usted libre de castigarme como desee. El viejo general temblaba de miedo ante la mirada del emperador que estaba dispuesto a matarlo ahí mismo.
—No quiero volver a saber de este asunto, es más nunca sucedió, fui yo quien fue a la alcoba de la primera reina y si llega a mis oídos otra versión incluso si es de la emperatriz, le cortare las ganas de volver a hablar, escuchar e incluso ver un nuevo amanecer o anochecer, ENTENDIDO.
—Sera como usted ordene su majestad.
—LARGATE, antes que me arrepienta de dejarte con vida.
Esa fue la noche más larga de mi vida, si bien cumplí con mi promesa de no tocar otra mujer me sentía muy mal, porque pude verla desde lo lejos y ella se veía muy feliz y radiante, para que mantuviera su felicidad deje que ella fuera libre en el palacio de las rosas, deje dándoles la orden de que ella hiciera lo que quería, si quería salir, o ir de compras, hacer fiestas de té o leer todo le estaba permitido excepto su acercamiento a Jimena y el palacio principal, la cual tenía la orden de tampoco acercársele. Katriana no hacia muchas de las cosas que se le tenía permitido al contrario empezó a hacerse cargo del palacio y después del imperio.
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La boca castiga
SonstigesAlina una mujer casada que en las noches tiene un extraño sueño y cuando despierte se enterará de la infidelidad de su amado. No conforme con esto la obliga a abortar al bebé que esta esperando. Despierta en una época antigua y recuerda que esa er...