Capítulo 38: "Por fin"

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En la cita de Sana y Tzuyu

Chewy… Che… Tzuyu… - Sana llevaba por lo menos quince minutos tratando de que Tzuyu se bajara del auto, pero no conseguía moverla de donde se había quedado. Apenas llegaron al estacionamiento del restaurante la bailarina se bajó entusiasmada pero cuando vio que Tzuyu no la seguía, fue hasta la puerta del conductor y la abrió con suavidad. Tzuyu estaba quieta, mirando fijamente hacia adelante y sus nudillos estaban blancos de la fuerza con que agarraba el manubrio del coche – Yoda… me encanta el lugar que elegiste, es mi preferido, vamos – la animó

Tzuyu agitó la cabeza en negativa – No puedo Shiba, no puedo hacerlo. Lo voy a arruinar y no vas a querer ser ni siquiera mi amiga – le dijo

Si puedes Chewy… vamos – intentó agarrarle la mano pero Tzuyu la rechazó

No puedo – volvió a agitar su cabeza – Lo siento, no puedo hacerlo. Prefiero que volvamos a casa y que estés enojada conmigo un par de días pero que después me puedas hablar. Si hacemos esto seguro lo arruino todo y después no me vas a querer ver más y yo no voy a poder soportar eso Sana. Por favor no me obligues a hacerlo, no puedo perderte – dijo todo sin mirarla.

Sana se quedó por unos minutos mirando fijamente a Tzuyu. Luego suspiró y cerró la puerta del conductor para darle vuelta al auto y así poder volver a su asiento.

Tzuyu miraba a la japonesa caminar resignada. Supuso que Sana se había cansado de tratar con ella y llevó una de sus manos al contacto para arrancar el motor del auto justo cuando su acompañante ocupaba el lugar de su derecha.

¿Puedes apagar el motor por favor? – pidió suavemente la japonesa.

Pero Sana… yo… pensé que… pensé que nos íbamos a ir y…

Apaga el motor Yoda – ordenó esta vez de tal forma que a Tzuyu no le quedó otra que hacerle caso – Y dame las llaves - agregó

Tzuyu giró lo ojos e hizo caso. Resignada apoyó su cabeza en el volante luego de soltar un suspiro – Sana yo…

Se que tienes miedo Chewy – afirmó Sana interrumpiendo lo que seguramente iba a ser una excusa más del miedo de la taiwanesa

No tengo mied…

Si lo tienes – no dejó lugar a duda – Y tienes que dejar de mentirme, siempre se cuándo lo haces, te conozco demasiado y no me gusta que lo hagas, me hace sentir tonta – era cierto, nadie la conocía mejor que Sana, ni siquiera Nayeon llegaba a tal punto.

Perdona, nunca quise que te sintieras así – se disculpó sinceramente

Sana acarició el cabelló de Tzuyu – Lo sé. Pero no tienes que avergonzarte de tener miedo, yo… yo también lo tengo – confesó agachado su cabeza y escondiendo la mano de vuelta

Tzuyu levantó su rostro de inmediato y la miró sorprendida - ¿Tu Tienes miedo? Pero Sana tu nunca tienes miedo – era sabido ya, entre el grupo de amigos, que Sana era la más valiente de todos. Nunca le temía a enfrentarse a nada ni nadie.

Yoda… - Sana suspiró y la volvió a enfrentar – Voy a contarte algo y quiero que no te atemorices más por lo que voy a decirte. Al contrario, quiero que lo vea como si yo te estuviera contando algo que solo lo sabe una persona – Tzuyu iba a preguntar de quien se trataba pero era obvio que Sana hablaba de Nayeon. De todas formas asintió dándole paso a lo que venía.

Sana tomó aire – Yo siempre he estado enamorada de ti Tzuyu – Una declaración de amor no era usual para empezar una primera cita, pero nada en la bailarina lo era, así que para ella estaba bien. Sana levantó la mano cuando vio que la boca de Tzuyu se iba a abrir para decir algo – Déjame hablar por favor – le pidió – Yo siempre he estado esperándote, desde que teníamos quince años y tú me diste nuestro primer beso aquella vez en tu habitación ¿Recuerdas? – Tzuyu asintió con una sonrisa triste – Desde que hicimos por primera vez el amor, desde que nos mudamos aquí, desde que enfrentaste a Jackson en el estudio de tatuajes. Siempre he estado esperando – reafirmó - Siempre esperaba este momento. El momento donde me dijeras "Sana ¿quieres salir conmigo?" pero nunca pasaba – Tzuyu agachó la cabeza avergonzada – Siempre que te veía salir noche tras noche con distintas chicas o inclusive chicos era como si el espíritu de mi saliera de mi cuerpo y se fuera conmigo, porque yo me quedaba echa un fantasma prácticamente – contó – Nayeon me decía que no te esperaba más, que yo valía demasiado, que solo me estabas usando entre otras cosas, pero yo te seguía esperando – afirmó – Te esperaba porque nada es lo mismo sino lo comparto contigo Chewy – le dijo sonriente – Porque a lo mejor el corazón me dolía toda la noche cuando te ibas por ahí, pero cuando tu volvías a mis brazos, o cuando al otro día amanecía y me llevabas el desayuno a la cama, mi corazón volvía a latir más fuerte que nunca y eso lo compensaba todo – Sana volvió a alzar la mano para depositarla en la mejilla de Tzuyu.

I'm not for you [2yeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora