Capítulo 4. "G"

1.3K 167 73
                                    

POV Calle

Los últimos días dentro de la oficina me tenían con la mente a full.

Entre pendientes, firmas y juntas con Arturo me tenían sumamente estresada.

Pero definitivamente quien más me tenía en ese modo era Juliana y mi padre.

Juliana por un lado por el tema del estúpido torneo de golf en el cual ya llevaba unas semanas de preparación, pero no llevaba la preparación que hubiese querido gracias a todo lo que tenía que hacer aquí dentro y por otro lado Germán quien quería que todo estuviese más que perfecto, que no tuviese ningún error tal y como mamá jamás se equivocaba.

Y era entendible, a mi tampoco me gustaba tener ni un solo error.

─¿Por qué no puede dejar de ser tan fastidiosa por una vez en su vida?─me pregunté a mi misma haciendo referencia en mi hermana mayor mientras bajaba por el elevador rumbo al estacionamiento donde estaba mi auto.

Tenía una junta muy importante con el hijo de un lujoso empresario Frances quien tenía planeado poner una sede de su compañía de computadores aquí en Bogotá y yo iba a representar a Constructoras Calle's

Los mensajes de Juliana eran imparables, llevaba un rato discutiendo con ella sobre quien iba a ocupar el hoyo 3 del campo de nuestro abuelo. Ella ya había practicado en ese hoyo cuatro veces la semana pasada y yo solo lo había hecho una vez gracias a esa falta de tiempo mía, que por supuesto dicho tiempo le sobraba a Juliana en su empleo en el hospital general de Bogotá.

Salí de dicho elevador con el bolso colgando en mi brazo, el celular en mis manos escribiendo sin parar y la vista completamente fija en dicho aparato. Pude sentir que, al momento de pisar el suelo de mármol blanco con gris, algo o alguien rozó con mi bolso.

Estaba dispuesta a girarme para disculparme por ser tan distraída pero cuando iba a hacerlo las puertas del elevador se cerraron impidiéndome exteriorizar mis valores inculcados por mis padres.

Ignoré dicho suceso siguiendo mi paso a la salida de la constructora, me despedí de las chicas de recepción y avisé que no tardaría mucho.

Entre llamadas de Colombia a Francia, a mi padre y demás socios de la constructora y la empresa de computadores, supe llevar bien las cosas. Papá estuvo de acuerdo en casi todo, solo yo negocié dos acuerdos y finalmente pudimos firmar acuerdos junto a mis abogados.

─¿Hola?─saludó dudosa la chica respondiendo mi llamada.─¿Cuándo será el día en el que pueda volver a encontrarte?─hoy era ese día.

─¿En una joyería?─pregunté burlándome de mi propio chiste como todas las veces que nos veíamos o llamábamos. Mi encuentro con la chica había sido de lo más random gracias a mi traumatismo de mi anillo perdido.

O más bien, robado.

Flashback on

Abisambra y yo salimos de la sala de cine con palomitas de mantequilla de sobra y una botella con gas casi completa, nos habíamos tomado nuestro día libre muy literal y principalmente ella que necesitaba salir a distraerse un poco.

Llevaba saliendo con una chica de la constructora llamada Isabel apenas dos semanas, no se conocían, ni siquiera se habían visto mucho tiempo, pero mi amiga parecía no entenderlo.

─¿Te sientes un poquito mejor?─pregunté caminando de regreso al auto junto a mi mejor amiga. Pasábamos entre miles de tiendas que me moría por recorrer, por comprar, por chismosear, pero sabía que si lo hacíamos desquitaríamos nuestra depresión de esa manera y por consiguiente causaríamos un gran desastre que nos dolería en el bolsillo al día siguiente.

LIMERENCIA.  (CALLE Y POCHÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora