III.

302 50 18
                                    

Por supuesto que lo había oído, todos en el lugar debieron hacerlo, solo que quiso ignorarlo y tal vez así hacer que desistiera. No esperó que sus queridos compañeros se giraran en su dirección y lo incentivaran a ir, no quería volver a verlo, mucho menos estar cerca suyo o entablar alguna conversación. Jungkook ya no tenía su respeto, admiración ni ningún otro sentimiento, al menos no bueno o eso se obligaba a creer. Mientras estaban a centímetros, tan solo separados por aquella malla de metal y a diferentes alturas por las gradas, comenzó a sentirse repentinamente nervioso y eso ciertamente le desagradaba.

Lo notó, notó como veía a Hoseok y lo menospreciaba, al menos esa parte de él era fácil de leer.








—Más te vale quedarte, necesitamos hablar, Namjoon.








No lo haría.

Aún si su entrenadora, sus compañeros o su actual pitcher se lo pedían, no lo haría. Llevaban más de un año sin verse, sin saber nada uno del otro y así estaban bien, así estaba muy bien para él. Vió como Jungkook fruncía el ceño ante su falta de respuesta pero no dijo nada, miró por encima del mayor hacia el campo y mantuvo ahí sus ojos, sus manos apretaron con fuerza la gorra tras su espalda. Namjoon no podía entender por qué se sentía tan nervioso y, aunque buscará negarlo con desespero, estaba secretamente emocionado porque el mayor lo había recordado e ido a buscar.








—¡Jungkook, deja de vagar! ¡Estamos calentando!









—Tch, no molestes, Jin. Estoy hablando con Nam.








—¿Nam?








Namjoon miró al chico que se acercaba ya vestido con protectores y el casco, claramente siendo el catcher, sintió algo extraño al ver como se trataban con tanta confianza pero no mostró reacción alguna. Para él era extraño, pues nunca había visto a alguien capaz de gritar o reprender a Jungkook, ni siquiera el entrenador pero ahí estaba su anterior pitcher peleando amistosamente con su nuevo catcher y volviendo al campo porque así se lo había ordenado el otro chico. Aunque, claro, Jungkook le advirtió nuevamente que lo esperara después del juego antes de alejarse por completo.

Se colocó la gorra y apretó los labios mientras se daba la vuelta y volvía a subir las gradas hasta su lugar inicial, por supuesto no pudo quedarse en paz, pues sus compañeros comenzaron el interrogatorio sobre cómo conocía a uno de los mejores pitcher's del Distrito.

Les contó su historia vagamanrte, no queriendo entrar en detalle ni recordar aquella época.








—¿Namjoon, él es un buen pitcher?








—No. Es el peor. No tienes que preocuparte por eso, Hoseok, tu seras el mejor muy pronto.








—Oh.









Tal vez se había oído muy brusco, miró de reojo a su pitcher notando como temblaba pero una pequeña sonrisa surgía lentamente, relajó su cuerpo y miró hacia el campo donde seguían calentando. Pronto se iniciaría el juego. Se mordió el labio inferior cuando vio como Jungkook miraba en su dirección, luego sonreía de lado acercándose a su actual catcher para decirle algo y segundos después se subía al montículo, un solo lanzamiento fue suficiente para desacreditar sus palabras. No pudo mirar en ninguna otra dirección, como si no pudiera despegar sus ojos de quien alzaba un puño en el aire con orgullo, había pasado mucho tiempo desde que había visto sus lanzamientos y más aún los recibiera.

Tal vez fue por eso que no notó como la expresión de Hoseok se desfigurada, pensando en que Namjoon se equivocaba y que Jungkook no solo era un buen pitcher, era el mejor que había podido ver.









—¡Bien, hora de irnos!








La voz de la entrenadora lo hizo caer en la realidad, el juego estaba a nada de acabarse pero ellos ya habían visto suficiente, además de que era obvio el resultado. En el campo se preparaban para la última carrera mientras su equipo y él tomaban sus cosas para irse, se levantó y miró una última vez el campo, apretó la manija de su maleta y resopló molesto consigo mismo. Buscar a Jungkook en el montículo era una pérdida de tiempo, pues ya había hecho sus 80 lanzamientos y no volvería a salir al juego, no lo haría aunque le rogarán y suplicaran.

Lo sabía muy bien.










—¡Namjoon!








Quiso maldecir pero solo pudo congelarse en su lugar y girarse en cámara lenta, por supuesto ya habían salido de las gradas y de hecho incluso del lugar, estaban a nada de terminar de subirse al autobús pero Jungkook no solo los encontró sino que logró alcanzarlos. Miró alrededor en busca de ayuda pero nada, Hoseok lo veía por la ventana desde dentro del autobús y la entrenadora que estaba a su lado, solo le sonrió y asintió de acuerdo. No podía huir. Miró una vez a su anterior pitcher, quien ya había llegado a su lado, jadeando y sudando por haber corrido hasta ahí e incluso sin cambiarse o traer sus cosas.










—Te... Dije que me... Esperaras...









—Jungkook, tengo que irme, todos me están esperando y...









—Ven aquí.








No pudo hacer nada ni para resistirse ni para convencerlo de lo contrario, solo pudo ser arrastrado lejos del autobús, llegando detrás de las gradas donde no había nadie alrededor y no serían molestados. Namjoon no se sentía cómodo, en lo más mínimo, estar a solas con él era realmente lo peor que podía pasarle en ese preciso momento. Jungkook recuperó el aliento y lo miró fijamente, en silencio, algo inusual en él pero tampoco se sentía capaz de romper ese tenso silencio. Se miraron por unos cuantos segundos a los ojos pero desvío la mirada, era una situación que nunca había vivido, no sabía como reaccionar.









—¿Y? Dijiste que debíamos hablar, pero no has dicho nada. Los demás me están esperando, así que...









—Te extraño, Nam.








Bien, eso definitivamente no lo esperó.

Su intento por huir se vio cruelmente afectado, su corazón se detuvo una milésima de segundo antes de acelerarse de forma insana, se saldría de su pecho de seguir así. Apretó las manos en puños y miró el rostro de quien lo acorralaba, Jungkook se veía serio y sincero, no parecía una broma pero ¿acaso se estaba emocionando por tan solo esas palabras? Namjoon reaccionó por fin, hizo una mueca y relajó su cuerpo, incluso cruzando los brazos sobre su pecho y haciendo retroceder al otro chico un par de pasos.









—¿Solo eso querías decirme? Debo volver ahora. Adiós, Jungkook.








Namjoon tomó su maleta, la cual había caído al suelo segundos después de llegar ahí, y se dio la vuelta dispuesto a marcharse pero una mano envolviendo su antebrazo lo detuvo nuevamente. Solo quería irse, ¿por qué tenía que ser tan terco? Se giró bruscamente y con una expresión furiosa, estaba dispuesto a maldecirlo o empujarlo, cualquier cosa con tal de irse pero Jungkook actuó de forma sorpresiva. Lo tomó por las mejillas y le dio un beso, un beso casto, torpe, brusco y corto. Algo que, a ojos de muchos, pudo ser desagradable pero que en secreto los hizo comprender ciertas cosas antes ignoradas.

Antes de que caer más hondo Namjoon lo empujó lejos de él y le dio una potente cachetada, el rostro de Jungkook se giró a un lado, evitando que viera las lágrimas del menor y que pudiera perseguirlo una vez más.

Mientras Namjoon subía al autobús y evitaba contacto con cualquiera de sus compañeros, Jungkook tocó sus labios y luego la mejilla adolorida sin expresión alguna.

⚾ Béisbol ⚾ Kooknam - Namkook [Bts]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora