I.

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Le había llevado meses lograr atrapar tan solo uno de sus más sencillos lanzamientos, aquellos de los que apenas tenían algo de fuerza, aunque para ellos eso fue suficiente. ¿Por qué? Porque Jungkook controlaba su fuerza al lanzar pero nunca la dirección, al menos la tercera parte de sus lanzamientos terminaban siendo bolas, nulos (fuera de la zona de bateo), esos eran errores que le daban ventaja al equipo contrario. Namjoon muchas veces le pidió entrenar eso, pues así podía ser un mejor pitcher pero el mayor no solo era terco, era egocéntrico, pues no creía necesario entrenar más su ya mejorada habilidad.








—Las señas son necesarias, no son difíciles de aprender, además...









—No.








Ese era otro problema, Jungkook se negaba rotundamente a seguir sus indicaciones o siquiera establecer las señas, lo que era básico para la Batery. Ellos eran la Batery pero no lo aparentaban. Para cuando Namjoon fue capaz de atrapar todos sus lanzamientos (sin importar la fuerza, velocidad o dirección) ingresaron a su primer torneo juntos, su equipo era realmente bueno, no encontraron demasiados obstáculos para llegar a los cuartos de final. De ahí solo sería un paso para las finales y así coronarse como los mejores de Corea.

El entrenador los miró por largos segundos en silencio, luego se dedicó a hablar sobre la estrategia y como estarían jugando, la mayoría parecía prestar atención pero un pitcher en especial veía su guante sin interés real.

El partido inicio y ellos ganaron.

El siguiente fue igual y el siguiente y el siguiente.

Todo les estaba saliendo tan perfecto que cuando ese día llego Namjoon se sentía extraño, más que decepcionado o triste, estaba frustrado y muy molesto. Obviamente consigo mismo pero más con su pitcher, con Jungkook, quien al completar los 80 lanzamientos se retiró a medio partido y dejó al equipo de lado. De algún modo lograron sobrellevarlo, pues no eran la única Batery del equipo pero el menor sentía que era demasiado, ¿realmente le importaba tan poco ganar o perder mientras no se lastimara?

No podía entenderlo.








—Lanzaré cómo tu me digas, después de todo, pronto se acabará...








—Pero aún podemos ganar, solo tienes que lanzar tus bolas rápidas y...








—Nam, pronto alcanzare también mis 80 lanzamientos.








¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué actuaba de esa forma? ¿Por qué no buscaba ganar como todos ellos?

Namjoon miró el marcador, estaban muchas carreras abajo, el empate era difícil y la victoria era imposible a ese paso. Miró a Jungkook ya sobre el montículo, el mayor suspiraba sin interés alguno y veía su guante como si tuviera algo malo, luego miró hacia él y le brindó una sonrisa floja antes de encogerse de hombros. Siendo su catcher debía intentar entenderlo pero no podía hacerlo, no cuando aún podía ver una posibilidad de ganar y su pitcher se rendía sin pensar en más, eso realmente lo enojaba.

Suspiró y se puso en posición, el juego continuó y ellos perdieron, era de esperarse después de aquella actitud desinteresada por parte de quien era su As.

Caminaba junto al resto del equipo, cabizbajos, arrastrado los pies y casi arrastrando sus bolsos. Apretó los labios intentando no llorar por algo así, empuño sus puños al ver que Jungkook se separaba del grupo para ir al baño, frunció el ceño y lo siguió a paso veloz. Namjoon estaba molesto y su paciencia era tan limitada a esa corta edad, solía estallar con facilidad, gritar y golpear ante la mínima provocación. Tal vez por eso no fue una sorpresa su acción. Entró al baño en silencio y dejando su bolso en el suelo, vió al mayor lavando sus manos y se dirigió a él, lo hizo girarse.









—¿Nam...? Arg...








Lo había empujado contra la pared, tomándolo por los hombros y luego lo tomó de la camiseta, arrugandola bajo sus manos fuertemente empuñadas. De sus ojos casi salían chispas, estaba tan molesto, la furia le hacía imposible pensar con claridad. Jungkook se quejó, pues no solo su espalda había sufrido sino también la parte posterior de su cabeza, pronto también estaba molesto. Tomó las manos de Namjoon y las apretó haciéndolo retroceder un paso, se inclinó hacia él y le mostró una expresión aterradora, la furia en el menor comenzó a ser reemplazada por miedo.








—¿Qué pasa si me hubieras lesionado, ah?








—Pudiste haber lanzado... Haberte quedado en el montículo... Eres nuestro As...








—Tch, no valía la pena lesionarse por un juego así.








¿Un juego así? ¿Realmente solo pensaba en ser profesional y por eso nunca se esforzaba más? ¿Por eso nunca se quedaba a entrenar más tarde? ¿Por eso nunca lanzaba más de 80 bolas al día (contando entrenamientos)?

Ya era suficiente.

Se soltó del agarre y le dio una mirada de decepción antes de alejarse por completo, tomó su bolso y salió del baño, llegando minutos después con el resto del equipo para subir al bus. Se sentó al fondo, escondiendo el rostro de los demás y llorando silenciosamente, se sentía terrible. Habían perdido el juego, algo que obviamente lo afectaba, pues se había esforzado y había obtenido tantos moretones para ser titular. Namjoon estaba triste por perder a su As perfecto, admiraba a Jungkook y su destreza para el béisbol, era un talento innato pero lo desperdiciaba y eso lo enfurecía.








—Un buen pitcher nunca debe abandonar el montículo...








Susurró con la voz rota, limpió sus lágrimas y miró por la ventana, Jungkook recién llegaba para subir al autobús y no parecía de buen humor. Decidió ignorar eso, se acomodó mejor en el asiento y cerró los ojos, se quedó dormido rápidamente.

Namjoon no lo entendía, no podía entenderlo, realmente no llegaba a entender nada.

Los juegos y entrenamientos continuaron, Jungkook terminó la secundaria y se fue a otra preparatoria, tras eso Namjoon no pudo continuar como titular y cuando terminó la secundaria también se fue a otra preparatoria donde encontró un equipo diferente a todo lo que había esperado.

Es allí, usando ahora un uniforme blanco con líneas azul oscuro, que se encontró con un pitcher prometedor y su As perfecto.

Jung Hoseok era un chico, obviamente de su edad, tímido, asustadizo y escuálido. Bueno, más que tímido y asustadizo era inseguro, realmente inseguro. Tan inseguro que al hablar con él su paciencia flaqueaba con mucha facilidad. El chico obedecía todo lo que le decía por miedo a no estar en el montículo, amaba ser pitcher y estar en el juego, nunca negaba sus señas y tenía un control perfecto de la bola. Era capaz de lanzarla en cualquier dirección dentro del cuadro de bateo, aunque no eran rápidas ni tenían fuerza, completamente diferente a Jungkook y su estilo.

Era tal vez por eso que lo había elegido.

Namjoon creía firmemente que así debía ser un pitcher, un As perfecto; obediente a su catcher, capaz de lanzar en la dirección elegida, sumiso y por sobretodo nunca querer bajarse del montículo. Eso último era clave. Hoseok cumplía con todos sus requisitos, tal vez era imposible comunicarse sin terminar gritándole o queriendo golpearlo pero era perfecto (según él) y por eso se prometió a sí mismo a dedicarle esos tres años de preparatoria, decidiendo unilateralmente que lo convertiría en el As del equipo y el mejor pitcher.

Creía que todo estaba yendo de maravilla y aunque eso cambiaría después...

¿Qué era de Jungkook?

⚾ Béisbol ⚾ Kooknam - Namkook [Bts]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora