C A P I T U L O N U E V E

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En cuanto Baghra colocó su huesuda mano alrededor de mi muñeca, inmediatamente noté que ella era una amplificadora como el Darkling. Sentí la misma oleada de confianza pasar a través de mi cuerpo y la luz del sol estalló en la habitación, brillando sobre las paredes de piedra de la cabaña de Baghra. Pero cuando me soltó y me dijo que invocara mi poder sin ayuda, estuve perdida. Ella me regañó, engatusó, incluso me golpeó una vez con su bastón. ¡Lo sabía! ¡Sabía que era un completo desastre de Invocadora!, me quejé internamente.

— ¿Qué se supone que debo hacer con una chica que no puede invocar su propio poder? —me gruñó Baghra, devolviéndome a la realidad. Todo rastro de las emociones anteriores que había visto reflejadas en sus ojos habían desaparecido para darle paso a un carácter contundente y estricto. —Incluso un niño puede hacerlo mejor.

Ella volvió a deslizar su mano por mi muñeca, y sentí esa cosa alzándose dentro de mí, luchando por salir a la superficie. Fui a por ella, sujetándola, definitivamente podía sentirla. Entonces Baghra soltó mi mano, y el poder se alejó de mí, hundiéndose como una piedra. Finalmente, me espanto con un gesto disgustado de su mano. Tal vez mi poder requiere de más preparación que los demás, o simplemente no estoy echa para cargar con todo esto.

Y la cosa no termino ahí, porque el día se negó a mejorar conforme avanzaban las horas. Pasé el resto de la mañana en la biblioteca, donde me habían dejado una pila altísima de libros sobre teoría e historia Grisha, y se me informó que sólo era una parte de mi lista de lecturas. En el almuerzo, busque a Genya, pero no la encontré por ningún lado. Me senté en la mesa de los Invocadores, qué rápidamente fue invadida por Etherealki.

Comía de mi plato mientras Marie y Nadia me aguijoneaban con preguntas sobre mi primera lección, dónde estaba mi habitación, si quería salir con ellas al banya esa noche. Cuando notaron que no me iban a sonsacar mucha información, se volvieron hacia los otros Invocadores para hablar sobre sus clases. Mientras yo sufría con Baghra, los otros Grisha estaban estudiando teoría avanzada, idiomas o estrategia militar. Al parecer, todo esto con el fin de prepararlos para cuando dejaran el Pequeño Palacio el próximo verano. La mayoría de ellos viajarían al Abismo, o a los frentes del norte o del sur para asumir rangos de mando en el Segundo Ejército. Pero el mayor honor era viajar con el Darkling como lo hacía Ivan.

Hice todo lo posible por prestar atención, pero mi mente seguía volviendo a mi fatídica lección con Baghra. En algún punto, me di cuenta de que Marie debió haberme preguntado algo, porque ella y Nadie estaban mirándome.

—Disculpa, ¿Qué fue lo que dijiste? —pregunté. Me sentía algo apenada por no haberles prestado atención.

Intercambiaron una mirada entre sí.

—Te preguntaba si querías caminar con nosotras hasta las caballerizas —explico Marie—Para el entrenamiento de combate.

¿Entrenamiento de combate? Miré el pequeño horario que Genya me había entregado. Escritas bajo el almuerzo estaban las palabras <<Entrenamiento de Combate, Botkin, Caballerizas Occidentales>> Efectivamente este día se iba aponer aun peor de lo que estaba siendo.

—Claro —dije aturdida, y me levanté con ellas.

Los sirvientes se adelantaron para arreglar nuestras sillas y retirar la vajilla. Dudaba que fuera a acostumbrarme a ser atendida de esta forma.

Ne brinite —dijo Marie con una risita, luego de ver mi expresión. Arqueé ambas cejas, confundida.

— ¿Qué? —pregunté, desconcertada. No había entendido ni un poco lo que dijo.

—To çe biti zabavno.

Nadia rió. Mi confusión no hizo más que aumentar.

—Ella dijo, "No te preocupes, será divertido." Es dialecto Suli. Marie y yo lo estamos estudiando en caso de que seamos enviadas al oeste.

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