—¿Y?
—¿Y qué?
Darwin se lleva una mano a la cabeza para no perder la paciencia.
—Quiero saber si ella se encuentra bien, ¿por qué tarda tanto?
Ruedo los ojos, mientras veo como el doctor frente a mi voltea a verlo con la mirada seria. Seguramente estaba a punto de perder la paciencia como yo. Llevábamos quince minutos en silencio, y mientras el profesional me revisa la garganta, Darwin estaba detrás suyo con los brazos cruzados caminando de un lado a otro. Era tierno que se preocupara, pero bajo estas situaciones sacaba su lado super protector a relucir.
—Si me dejaras hacer mi trabajo tal vez lo sabrías rápido. —responde el hombre, mientras se levanta de la cama y se saca el estetoscopio del cuello, guardándolo en su bolso. Se notaba ese nivel de confianza que había entre ambos, Darwin había mencionado que se conocían hace muchísimo— Su novia está bien...
—No soy su novia. —interrumpo.
—Danielle, haz silencio y deja al doctor terminar lo que estaba diciendo. —interfiere Darwin, negando con la cabeza, y yo pongo los ojos en blanco.
—Decía que la señorita está bien, nada de que preocuparse, tiene un poco de fiebre y angina en la garganta, y tiene infladas las amígdalas. —explica el hombre, mientras saca de su maletín papel y hoja— Solo debe descansar y tomar los remedios que le voy a recetar cada ocho horas.
—Está bien, gracias Doc. —dice mi jefe, mientras lo acompaña a la salida.
Recuesto mi cabeza sobre la almohada, sintiéndome cansada. Mi cuerpo me dolía, y sentía fatiga. Odio estar enferma, es de las peores cosas. Al menos el señor bigotes me hacía compañía a los pies de la cama, acostado. Darwin vuelve a entrar a la habitación, esta vez con Zoella de la mano, quien estaba vestida de enfermera. Ladeo la cabeza confundida y enternecida por su disfraz.
—Zoe quiso ir a buscar su disfraz en la casa para cuidarte. —explica él— Se quedará un ratito contigo, mientras yo voy a buscar en la farmacia algunas cosas que te faltan.
—De acuerdo, ve tranquilo, nos cuidaremos mutuamente. —respondo.
Él asiente, y se retira en silencio. Lo veía nervioso, y no sé si era por la confesión que hice cuando lo vi. No me había respondido al respecto, simplemente se levantó y fue a llamar al doctor. Me hizo sentir insegura y triste, es decir, no esperaba esa reacción, era él el que me retenía en un ascensor para hablarme de sentimientos, y ahora se escapa. Queria hablarle, decirle como me sentía, que no era fácil para mi no entender mis sentimientos hacia él o si eran correctos. Pero, si es incorrecto, ¿por qué se siente tan bien la idea de quererlo?
Es decir, los sentimientos son difíciles de reprimirlos una vez le da pie a que florezcan, y estar cerca de su presencia es como sentir que cada pieza de ajedrez fuera a su lugar correspondiente, todo encaja. Y no hablo de enamoramiento, eso es un paso fuerte para la simple idea de sentirme bien a su lado. No hay que apresurar a los hechos, pero tampoco negarlos. Me hace sentir bien a su lado, y para una persona que tiene mil piezas rotas dentro de su alma, un poquito de dulzura y cariño es como una buena taza de café en un clima frio.
Se siente... correcto.
Y si estoy cometiendo un error el tiempo me hará darme cuenta de ello, pero por una vez, quiero sentir que soy esa chica que lo intenta, que lo dice en voz alta, que no deja que el miedo sea dueña de mis inseguridades.
Mis relaciones fueron un fracaso, y soy de las personas que piensan que merecemos ser felices solos, no depender de alguien que nos haga felices, pero diablos, como deseo en estos momentos ser amada. ¿Soy hipócrita acaso? Es decir, construí ese mural con todas mis decepciones para hacerme creer que puedo sola, hasta que me di cuenta que si puedo hacerlo sola. Puedo ser inteligente sola, puedo sostenerme sola, puedo levantarme sola, puedo amarme sola, pero no deseo en estos momentos disfrutar del resto de mi vida sola. Quiero disfrutar mi vida, y no sentir que la desperdicie por miedo, que no ame a la persona correcta por miedo, y que el único indicio de amor que tuve se lo entregué a una persona que no tuvo la valentía de amarme por lo que soy y me hizo sentir que no merecía que me sigan amando.
ESTÁS LEYENDO
te odio hasta el punto de amarte
Novela JuvenilLuego de que pasara un tiempo desde su última relación y la muerte de su madre, Danielle, una inteligente y hermosa neoyorquina, cree que no esta lista para seguir adelante sin sentir culpa de todo lo que pasó en el pasado. Darwin Henderson, un ser...