I wanna burn with you ||Megaman||

Sexercise

En cuatro

A pesar de ya no ser un robot de combate, para Rock es muy importante ejercitarse. Aunque eran escasas, había ocasiones en las que le pedían que volviera al campo de batalla como apoyo para su esposo y para su hermano, por lo que no debía descuidar su condición física.

Y debido a que Bass, al ser un capitán del ejército, debe ejercitarse constantemente, ambos se acompañan mutuamente y se ayudan en sus ejercicios.

Algo muy tierno desde el punto de vista de los demás (exceptuando el de Blues, obviamente), y bastante tortuoso para el moreno.

No le malentiendan, el ama cualquier momento que comparta con su pareja, sus respectivos trabajos les exigen mucho tiempo y las veces que pueden estar juntos sin preocuparse por sus ocupaciones son valiosas.

Pero tener que ver a Rock hacer sentadillas con unos pantalones tan pegados era tanto glorioso como tortuoso.

—¿Lo estoy haciendo bien?—Preguntó con esfuerzo el ojiazul, tenía una pesa en sus hombros mientras hacía las sentadillas.

Y lo peor es que no podía tocarlo.

—S-si, vas muy bien.—Le respondió con la mirada fija en su trasero.

—Cuarenta y nueve...¡Cincuenta!—Terminó de contar Rock a la par que dejaba la pesa con cuidado en el suelo y procedía a estirarse un poco.—Uff...he perdido algo de forma.

—Nah... estás bien.—Dijo involuntariamente el pelinegro con su mirada ahora en las clavículas de su esposo, estás eran visibles por la camisa de tirantes que tenía puesta, y varias gotas de sudor las recorrían. Si solo pudiera darles unos mordiscos.

—No lo creo, estas últimas semanas he estado muy concentrado en mi proyecto, casi no he entrenado.—Con pesar Rock tomó la toalla para secarse un poco el sudor de la frente.—Tal vez debería probar otros ejercicios.

Bass se levantó rápidamente de dónde estaba sentado.

—¡Por supuesto! De hecho conozco nuevos ejercicios que podemos probar.—Dijo acercandose al mayor. Este lo veía interesado mientras dejaba la toalla a un lado.

—¿En serio? Lo hubieras dicho antes. Terminaste tu rutina hace una hora.—Trató de recordarle. El pelinegro tomó su cintura una vez estuvo enfrente.—No quiero que te lastimes por mi culpa.

—No te preocupes, solo tienes que hacerlo tú. Yo voy a ser tu entrenador.

Rock sonrió agradecido sin saber de las nada puritanas ideas de su marido.

—Gracias cariño. Entonces ¿Cómo lo hacemos?

Hay tantas posiciones.

Pensó con lujuria el oji-rubí.

—El ejercicio es en el suelo.—Comenzó a explicar soltando la cintura de Rock para que este pudiera sentarse en el tapete.—Ahora ponte en cuatro. Con la mirada hacia la pared.

El light number le observó por un momento antes de acatar la orden.

—¿No vas a intentar algo como la otra vez, verdad?—Preguntó con desconfianza.

—Eso depende de tí.—Contestó con un tono coqueto, más la mirada seria de Rock hizo que rodara los ojos.—No, no lo haré.

—Buen chico.