Isabelle había decidido que no aguantaba más. Esa misma noche se había despertado llorando, recordando todos los increibles momentos que vivió con Simon antes de que este perdiese la memoria. Tenía que hacer algo. Antes, cuando miraba a Simon a los ojos veía en ellos dulcura, amor, confianza. Ahora no veía nada.
Se levantó por fin de la cama y miró el reloj. Las 4:37. Se puso su traje negro de combate y se dirigió a las puertas del instituto. A esas horas, obviamente, todos dormían. En ocasiones Jace permanecía noches enteras sin dormir, pero Jace era un caso aparte.
Nueva York seguía despierta. Coches, motos, gente gritando, luces y neones por todas partes... Isabelle decidió que lo más prudente sería aplicarse una runa de invisibilidad. No quería tener una orda de mundanos borrachos babeando detrás de ella. No sabía dónde buscar ayuda. No sabía que hacer. El salir del instituto había sido un acto involuntario proviocado por la intensa añoranza que sentía por el antiguo Simon. Entonces lo recordó. El Pandemonium. Estaba segura de que allí encontraría a alguien.
Cuando llegó a las puertas del Pandemonium, una ráfaga de nostalgia la recorrió. Allí fue donde empezó todo. Donde conocieron a Clary y a Simon. Respiró hondo y entró. El Pandemonium estaba abarrotado. Mundanos, vampiros, hadas, hombres lobo... Aquel era un lugar en el que un cazador de sombras no encajaba ni encajaría nunca. Según lo que había oído de él durante los últimos años, el sótano era viable para las invocaciones, pero al sótano no podía acercarse cualquiera. Las runas de invisibilidad servirían con los mundanos, sí, pero no con los subterráneos, los cuales controlaban el local. Entonces recordó al demonio camuflado de mundano, al que mataron la última vez que estuvieron en el Pandemonium. Recordó que lo había seducido para que la siguiera hasta el cuarto de almacenaje, y si aquella vez había funcionado, podría funcionar esa vez. Se dirigió hacia la puerta que daba a las escaleras del sótano muy lentamente. Custodiándola se encontraba un vampiro de pelo violeta. Le guiñó un ojo y pasó de largo, rezando por que el vampiro se hubiera percatado y la estuviera siguiendo. Avanzó decidida hacia el cuarto de almacenaje, abrió la puerta y entró. Poco después, oyó la puerta cerrarse, y comprendió que su plan había funcionado. Por fin, se dio la vuelta y caminó hacia el vampiro, meneando las caderas al ritmo de la estridente música. Comenzó acariciándole la mejilla, después la barbilla, mientras por su mano se deslizaba el látigo y, cuando estuvo segura, le soltó un latigazo que hizo que el vampiro se hechase hacia atrás, desprevenido. Aprovechando la confusión le soltó otros dos más, hasta dejarlo moribundo en el suelo. Acto seguido, salió del cuarto y se dirigió al sótano, ahora desprotegido.
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The Mortal Instruments Book 7: City of Hidden Memories
FanfictionClary, la cazadora de sombras, ha desaparecido. En su lugar, ha vuelto la antigua Clary, la mundana, la que tenia una vida mediocre y nada por lo que preocuparse. Pensabais que Ciudad del Fuego Celestial era el final. Pero solo era el principio.