Prólogo

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»Miro una y otra vez las estrellas desde mi tejado, todos suelen decirme que soy como una de ellas y al principio me encantaba ese tipo de comentarios; sin embargo ya no me gusta tanto.
Me he dado cuenta de que las estrellas, a pesar de ser tan únicas y hermosas no dejan de ser un trozo de piedra flotando en el espacio,

y es exactamente así como me siento...«

Katherine Hastings



¡Buenas Tardes a todos, por favor tomen asiento y enseguida se irán llamando una por una ―Dijo la boca de pato antes de voltearse a verme con esos ojos repletos de indignación―, ¿Señorita?.

―¿Sí? ―viene lentamente hacia mí con un montón de papeles entre sus manos hasta que quedar cara a cara muy, muy cerca―, ¿qué pasa, respiré y te molestó?

―No sé por qué estoy haciendo esto después de todo lo que has hecho, pero ya sabes lo que dicen por ahí. No hay peor condena que ser un monstruo de alma buena atormentado por el remordimiento.

Patricia me dio un trozo de papel doblado que tomé de mala gana, se volteó y se fue por el pasillo que da hacia la sección prohibida.

Abrí el papel y ¡Mierda No!

Corro a ver si la alcanzo pero es imposible que pueda sobrepasar la gran puerta de aluminio con cerradura de alta tecnología. Sólo se puede acceder con la huella, contraseña y escaneo de la pupila del personal autorizado. Me dirijo desesperadamente hacia el vestíbulo en dónde las demás modelos y yo esperábamos para ser entrevistadas pero ya no hay nadie, desaparecieron por arte de magia.

Golpeo una y otra vez la puerta del despacho en dónde iba a ser la supuesta entrevista pero nadie contesta así que no me queda de otra. Camino al elevador y presiono planta baja, sin darme cuenta he comenzado a morderme el acrílico de las uñas, solo estoy en el sexto piso de los ventidós que tiene el edificio pero desciendo muy lento, agarro mi celular para llamar a Lucas pero no hay señal. Las puertas abren y trato de encontrar a la recepcionista pero no está, todos han desaparecido.

»¡No puede ser verdad!«

Salgo del edifico y cruzo la calle, al fin mis pulmones pueden llenarse de aire plenamente .

»¡Espera un momento!, esa perra no me mentiría otra vez o ¿sí?. Como sea no me voy a quedar aquí ni un minuto más«

comienzo a alejarme cuando una señora empieza a gritar, escucho a mis espaldas el sonido de algo impactar contra el suelo y siento escalofríos, me volteo lentamente y observo la horrible escena pero elevo la mirada hacia arriba, y justo como pensé empiezan a caer una por una las modelos que me acompañaban antes.

Desde el piso 22.

Estoy temblando, el estado de shock no me deja moverme la gente se vuelve loca y es cuando un zumbido retumbante me quema los oídos mientras mi cuerpo es lanzado por encima de un auto y impacta contra el pavimento de la calle. No escucho nada, estoy boca abajo y solo puedo ver una gigante cortina de humo y comprendo que efectivamente el edificio ha explotado.

La sangre de a poco moja mis mejillas, mis párpados pesan demasiado y como si se tratase de una tele.

¡Todo se apagó!

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