Delitos, Sorpresas y esas cosas

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Estoy sentada en el suelo de la camioneta con una venda en los ojos, dos de los secuestradores van bromeando en la parte delantera son tres en total. El otro sé que está conmigo aquí, puedo sentirlo.

Desde pequeña soñé con ser artista, a pesar de que mi pasión siempre fue el modelaje sabía que tenía que incursionar en otra carrera para poder hacerme famosa y llamar la atención de la industria. Valle del sur es una ciudad pequeña pero muy bella, rodeada en su mayoría por zonas boscosas. En ella viven algunas de las personas más adineradas del país, la mayoría se mudaron de otros lugares aquí a vivir por lo apartada y "tranquila" que es la ciudad. Se esconden detrás de las apariencias de las religiosas y antañas familias originarias del lugar, cómo la mía.

Nos detenemos y el motor del auto se apaga. Escucho a el conductor y a su acompañante bromista maldecir, y al parecer se han quedado sin gasolina o ha habido algún problema con la camioneta.

―Por favor no me maten ―dejo salir de mis labios en apenas un susurro.

―Esto no es lo que piensas bonita, estás a salvo no te preocupes ―Musitó él chico que ha estado conmigo todo el camino aquí atrás.

Esa Voz..., estoy segura de que la he escuchado antes, es cálida, un poco ronca y a la vez se siente suave, no sabría como explicarlo pero es muy agradable y transmite paz.

Ya han pasado alrededor de 20 minutos y el chico de la voz interesante les dice a los otros dos que van a llegar atrasados. Parece ser el cabecilla.

―¡Ya Hemos llegado, no seas gruñón! ―Exclama uno de los bromistas.

Abren la puerta y trago en seco a el mismo tiempo en que par de gotas de sudor frío recorren mi frente. Alguien me agarra del brazo y empiezo a gritar, honestamente no sé por qué no lo hice antes si en ninguno de los momentos me taparon la boca. En vez de eso me puse a conversar con un delincuente, ¡Qué inteligente eres Katherine, Bravo!.

Me hacen bajar del auto y escucho música muy alta, luego quitan la venda de mi cara.

―¡Sorpresa! ―. Gritan Tina, Luna y dos de los tipos que me trajeron, supongo que son los bromistas pero no hay rastro del otro.

―¿Es en serio? ―Hablo en tono alto y muy confundida.

―¡llegas 20 minutos tarde, vamos! ―Dice Tina agarrándome las manos.

Estoy a pocos pasos de una casa enorme llena de luces. Y escucho la música provenir del costado de la misma.

¿Nos secuestraron para traernos a una fiesta?

―¿Les parece bien que nos hayan secuestrado para traernos a una fiesta? ―Me volteo y les gruño a las dos actrices.

―Lo siento pero la temática va de Delitos, sorpresas y esas cosas. Se me ocurrió que sería divertido ―Dice Tina mientras hace los ojos del gato con botas―, jejej ya sabes que soy un poco dramática.

―¿Me estás diciendo que tú montaste este circo de secuestrarnos?

―¡Venga ya!, al inicio también me asusté ―Interviene Luna y me agarra del brazo―. Pero no hay nada que un trago no pueda quitarte.

Me arrastran con ellas en dirección a la música. Hay una piscina enorme con un tobogán en forma de caracol en medio de ella. Por todo el lugar están esparcidas algunas banquetas forradas de blanco con mesitas de cristal en medio repletas de bebidas. Un DJ tiene puesta música electrónica y todos están descontrolados bailando.

Veo mujeres y hombres sirviendo bebidas a todos, las chicas llevan botas, están en tanga, delantal y un sombrero de policía. Los chicos por su parte llevan igualmente botas, se pasean en calzones con una corbata en sus pechos desnudos y también llevan los sombreros de policía.

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