Plegarias I

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"Tengo en el espíritu un ejemplo ideal: el ideal de la mujer que es madre, y del que no hayo nada en aquella a quien estoy obligada a llama mamá"

"Ana Frank"

Kathy

Una vez en el instituto, la profesora de actuación, nos dijo que nos preguntáramos a nosotros mismos si lo que anhelábamos era ser famosos o hacer lo que amábamos por pasión, sin importar si íbamos a ser reconocidos por ello o no.
Ahora lo entiendo, yo no tenía ni la más remota idea de lo que era ser modelo o actriz. Admito que se me daba bien, y hace un año atrás, cuando me volví una celebridad todo iba de maravillas. Por un momento creí haber nacido para esto, pero la verdad, es que fue el escape perfecto a todo lo que suponía estar en mi realidad.

Durante toda mi infancia, estuve dedicada cada domingo a estar de rodillas en la iglesia, rezándole al único ser al que mi madre le prestaba toda su atención: Dios. Allí, yo era la voz principal del coro, participé en muchas obras de teatro y actividades representativas de todo tipo.

Podría decirse que fue mi primera escuela y la verdad es que me encantaba. El problema vino después, cuando quise ofrecer mis talentos a cualquier otra persona o sitio que no fuese Dios. Como era de esperarse, eso lo tenía totalmente prohibido.

Cuando fui creciendo me puse según mi madre: "muy rebelde", comencé a pensar que mi amor hacia el creador, debería ser un sentimiento bonito y esperanzador, y no un sentimiento profundo de terror que me impedía vivir a plenitud la vida que él mismo me había otorgado.

Al embarcarme en este viaje de ser artista, tomé a mi madre por una persona fanatizada con la religión.

Después de tanto tiempo, me vuelvo a arrodillar frente a la cama, sobre la vieja alfombra blanca de lunares rojos que ha estado ahí desde mi nacimiento. Me acerco un crucifijo de plata al rostro y la cadenita que lo sujeta cae hasta las vendas de mis muñecas heridas, entonces rezo por la libertad de mi alma que está igual de herida, y que lentamente se consume poco a poco ante el recuerdo de mi mayor desgracia.

Cuando desperté en el hospital traté de decirles a todos lo ocurrido, pero nadie se disponía a escucharme porque estaba muy alterada. Mamá cuidó de mí en todo momento y no permitió que me suministraran ningún medicamento, tampoco quiso que me viera el psiquiatra. Se pasó todo el tiempo diciéndome que este había sido el castigo que me merecía, que tenía que redimirme y pedir perdón hasta el día de mi muerte. En otra circunstancia le hubiera llevado la contraria, pero le encontré sentido a sus palabras y preferí evitar el tema. Ella me aconsejó que no recibiera visitas, ni siquiera a Rony.

Tal vez esté siendo injusta, pero he comenzado a pensar en que, si no hubiera conocido a mi mejor amigo, mi vida tal vez no fuera feliz, pero al menos, no hubiera estado a punto de perderla.

Me pongo de pie y observo mi pequeña habitación. Retrocedo en el tiempo y casi que puedo ver una pequeña yo, sentada al pie de la ventana observando las estrellas. Mi padre siempre notó mis dotes artísticos, decía que algún día sería como una de esas piedritas espaciales y vaya que terminé siendo una, pero todo eso parece habers acabado para siempre.

Termino de rezar y de pedir perdón, este es el camino en el que estoy desde mi nacimiento y tal vez sea el momento de no resistirme a ello. Recuerdo con nostalgia aquel instante en el que fui aceptada para el papel de KISSEX. En un inicio no me hice ilusiones al saber quiénes eran los actores que conformaban el resto del elenco, nada más y nada menos que el Gran Luca, Tina y Luna, osea, son famosos desde que son niños, a ellos los llamaron directamente para entregarles sus personajes, literalmente fueron escritos para ellos. La cosa es que les faltaba una actriz. Tenían guardado el papel para lanzar a una cara nueva. Una chica que fuera un ejemplo de superación, que viniera de raíces humildes, un nuevo talento.

Me sentí tan afortunada de haber sido la elegida entre tanta gente talentosa, a día de hoy no me lo puedo creer. La serie tuvo tanto éxito que me ofrecieron firmar un contrato, con mi parte de las ganancias, decidí pagarme mi carrera soñada de modelaje en el INA (Instituto Nacional de Arte). Por otra parte, me ofrecieron en la misma escuela un plan de clases de actuación totalmente gratis, para un mejor desempeño en mi papel de Marina en KISSEX. Todo esto fue debido a que tendríamos que filmar una segunda temporada bajo la dirección de Erick Estrada. Me dan escalofríos al pensar las cosas que hizo y todo lo que desencadenó.

De tanto llorar me ha dado hambre, bajo las escaleras y me dirijo a la cocina en busca de unas empanadas que me trajo la Señora Rossel, mi vecina. Es un poco chismosa, pero desde niña me ha tratado muy bien y al regresar quedé sorprendida por su cálida bienvenida.

Son las 9:15AM, supongo que mamá aún está en misa, así que aprovecho y como 3 empanadas. Ella siempre me regaña diciendo que las damas no deben comer tanto. Puedo asegurar que una enorme bestia hambrienta, de género desconocido habita en mi interior, no encuentro otra explicación.

Subo de nuevo a mi habitación que da al segundo piso de la casa, me propongo a vestirme con algo decente para poder salir al jardín trasero aprovechando que ha parado de llover. Me paseo por todo el cuarto usando únicamente un calzón que parece de abuela porque son los que usaba antes de irme de casa, ando sin sostén con mis naranjitas al aire, siempre me ha causado una sensación de libertad muy gratificante, es una injusticia que los hombres puedan y nosotras no.

Mi celular me avisa de la entrada de un nuevo mensaje y dudo en darle un vistazo ya que no quiero hablar con nadie. Pero de todos modos lo recojo por si acaso es mamá.

Lucardíaco: ¿Cómo se supone, que me deba tomar este acto de exhibicionismo de tu parte?

Lucardíaco: Exceptuando las bragas milenarias, no está tan mal lo que veo:)

» Mi mente está en cortocircuito. ¿Cómo caraj...? «

Lucardíaco: ¡Mira al frente Pulga fastidiosa!

Estoy petrificada, con el teléfono en la mano y la boca abierta de par en par. Parada frente al enorme cristal de la ventana de mi habitación, levanto la mirada despacio y ¡No! ¡Puede! ¡Serrr!
¡¿Qué rayos, hace Luca en la cabaña del señor Hamilton?!
De una, agarro la cortina y la cierro velozmente, giro en mi propio eje quedando de espaldas y caigo sentada en el suelo.

― ¡Nooooooo!

Nota de la autora: ¡Holi mis piedritas espaciales!. Me he reído mucho al escribir el final de esta capítulo 🤭. Espero que les guste y no olviden regalarme sus votito si así fue. Les informo que esta app me está dando problemas en la computadora, no me deja entrar a editar nada. Y aquí en el celular, no me sale la barrita de cambiar el tipo de letras y esas cosas, así que no puedo ofrecer esos detalles tan bonitos. Por favor si alguien sabe cómo solucionar estos problemas que me ayude.

¡Ahora sí, un besote galáctico!🌠🌬🌌

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⏰ Última actualización: Jun 22 ⏰

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