﹟ O1 : I miss you

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— Por fin... — soltó en un suspiro, tirándose al sofá de su pequeño departamento.

Matthew estaba agotado; tanto física como mentalmente. Sus ojos se cerraron por algunos segundos y pasó su mano por su rostro, intentando reunir fuerzas para levantarse de aquel lugar e ir a preparar algo decente de comer; lo último que deseaba era que su madre lo viese con cinco kilos menos cuando lo fuese a visitar.

Su celular comenzó a sonar en su bolsillo trasero, por lo que se levantó y sacó el aparato, observando la pantalla: "mamá" suspiró una vez más y contestó.

— ¡Seok Matthew! ¿por qué no me respondías? ¿sabes cuan preocupada estaba por ti? ¿estás bien? ¿llegaste a casa? — cerró sus ojos cuando escuchó la voz alterada de su madre a través del celular.

— Mamá... recién llego a casa, estoy bien, ¿sí? Hoy fué un día largo en el trabajo y estoy cansado, quiero dormir. — dijo con desgano.

— Mi bebé... sabes que puedes dejar ese trabajo y concentrarte únicamente en tus estudios. No me gusta escucharte tan agotado todos los días.

Negó y masajeó brevemente su frente. — Y tú sabes que quiero mi propio dinero, yo puedo con esto, mamá. No te preocupes por mí, se cuidarme, ya tengo la edad suficiente para hacerlo.

— No discutiré contigo ahora, debes querer darte un baño e ir a la cama. Anda, asegúrate de comer algo antes de dormir, Matthy, no quiero enterarme de que te saltas las comidas.

— Mañana es viernes. tendré libre, podré dormir hasta tarde y sí, mamá... Buenas noches, te amo.

— También te amo, cariño. Llámame cuando te despiertes.

La llamada finalizó y Matthew pudo respirar en paz. Apagó su teléfono y se dirigió a la cocina para buscar una lata de cerveza; ya había perdido las ganas de cocinar. — ¿y si pido algo? — pensó, pero negó para sí mismo luego de destapar la lata entre sus manos. Tomó un cigarrillo de su abrigo y se dirigió a su habitación para sentarse en la ventana a observar las luces de aquella ciudad.

¿Era esta la decisión correcta?

De la mente de Matthew no salía aquella pregunta desde que llegó a Seúl. ¿Era la decisión correcta haber dejado toda su vida atrás? A su madre, a sus amigos, a sus mascotas. Seúl era muy grande y él muy pequeño; eso lo tuvo claro desde el primer día y aún así, tomó el riesgo.

Tomó el encendedor del marco de su ventana y encendió el cigarrillo que tenía entre sus dedos, dió una calada y dejó salir el humo lentamente. Sus ojos se desviaron hacia la pequeña mesa que tenía a un lado; tomó el portaretratos que estaba sobre esta y suspiró.

— ¿Crees que hubiese sido diferente si hubieses estado aquí conmigo? No sabes... No sabes cuanto te extraño, Oliver. se suponía que siempre estaríamos juntos, ¿no? Es... Es injusto. — susurró frente a la imagen. — incluso si mamá actúa como si nada, se que también te extraña mucho, Oliv. Me gustaría poder hablar de tí con ella, pero quizá ella piensa que me olvidé de ti. — acarició con sus dedos temblorosos aquella foto. —que tenga diecinueve años no significa que sea un adulto, Oliv, no lo soy, aún soy un niño; te necesito justo ahora... Por favor, ven por mí.— finalmente sus lágrimas salieron, bajando por sus sonrojadas mejillas a causa del frío.

Sería una noche jodidamente larga para él, aún así, solo esperaba poder dormir.

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