﹟ OO : the first meeting

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Matthew acomodó sus gafas, las cuales se resbalaban por el puente de su nariz.

Se encontraba en el mostrador con su vista hacia la entrada del lugar. Era jueves y la cafetería se encontraba vacía a esas horas de la tarde. Él estaba realmente aburrido. Tomó el lapicero y comenzó a hacer garabatos en los post it sobre la caja registradora hasta que la campana de la puerta finalmente sonó, dando paso al ruido de las pisadas de un chico pelinegro y algo agitado. Lo observó con confusión y se acercó a él luego de que éste tomase asiento en una de las mesas.

— Uh, buenas tardes. ¿desea ordenar algo?— preguntó en voz baja, ya que aquél chico parecía alterado.

El desconocido levantó su cabeza y miró a Matthew fijamente por algunos segundos; causando un silencio bastante extraño. Dejó caer un par de lágrimas de sus ojos y tomó el menú de sobre la mesa para extenderselo a Matthew.

— Si estaré aquí supongo que debo consumir algo, así que abre el menú y pide algo para tí, yo lo pagaré.— el chico habló con calma en su voz, contradiciendo completamente lo que su rostro reflejaba. Matthew frunció el ceño y negó, volviendo a poner el menú en la mesa.

— No, tranquilo... puede estar aquí, le traeré una bebida, irá por mi cuenta.

Antes de que el chico se negara, el joven castaño fué a la cocina por un vaso; sirvió jugo de fresa en éste y volvió, dejando el recipiente frente a él. Le dió una cálida sonrisa y se quedó en silencio, esperando a que el pelinegro diera el primer sorbo al jugo, sin embrago, ésto no sucedió. Su mirada se posó en el vaso por algunos segundos y luego la dirigió hacia arriba una vez más para encontrarse con la de Matthew.

— Gracias... pero no deseo tomar algo.—el pelinegro apartó el vaso y le devolvió una pequeña sonrisa, un poco forzada quizá.—muchas gracias... — entrecerró sus ojos para alcanzar a ver la etiqueta con el nombre del mesero.

— Matthew... soy Seok Matthew. — se acercó a él y señaló su nombre en la camiseta.— mucho gusto.

El pelinegro asintió y bajó la cabeza mientras suspiraba; el chico parecía estar cansado, cualquiera podría notarlo, por lo que Matthew estaba algo preocupado a pesar de que no tenía idea de quién era él. Jamás lo había visto por aquél lugar y mucho menos entrando a la cafetería. Volvió a la caja y se quedó observando hacia la mesa hasta que el misterioso joven de cabello negro se levantó de la silla, tomó el vaso frente a él y salió del lugar, sin siquiera despedirse de él.

— Vaya, que modales... — suspiró y se encogió de hombros cuando perdió de vista al chico.

Se encogió de hombros y procuró volver a su labor cuando un grupo de chicos universitarios entraron por las puertas y tomaron asiento entre risas y mucho ruido.

limpió las pequeñas gotas de sudor en su frente e hizo una leve reverencia, tomando la orden de aquellos jovenes con rapidez para luego adentrarse a la cocina. sacó su celular de su bolsillo y marcó al número de su hyung.

— ¿Hanbin hyung? ¿tardará mucho? — preguntó.

— ¡Matt! Lo siento, ¿estás muy atareado? Llegaré en unos minutos... Gyuvin no pudo ir, está enfermo. Dame unos minutos y ya estaré allí.

Matthew asintió para sí mismo. — está bien, hyung, no se preocupe, ¡yo puedo! Estaré esperándolo...

La llamada finalizó y guardó el aparato para ponerse en marcha, ¿a caso sus mayores se habían puesto de acuerdo para dejarlo solo? las personas siguieron llegando y sus manos no eran suficientes para tomar las ordenes de cinco mesas. Respiró hondo y tomó los post it una vez más.

La tarde sería un poco más larga de lo normal aquel día.

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