— Carla no te preocupes, yo no voy a decir nada. Solo te pido que me seas sincera y confíes en mi.
—Lo sé Hugo. Sé que puedo confiar en ti pero entiende que ha pasado recientemente y no es fácil de explicar.
—Me lo imagino, pero si no me lo dices no te puedo ayudar.
—He encontrado a Isabel follando con Marcos en el baño.— Bajo la cabeza y Hugo frena en seco. Vamos solos por la carretera así que no hemos corrido ningún riesgo de accidente de trafico.
—A Isabel...¿nuestra Isabel?
—Si.
— ¿Con nuestro Marcos?
—Que si ostia.
—¿Me estas diciendo que te has encontrado a Isabel Fernández y Marcos Clemente follando?
—Te estoy diciendo que si joder. Te digo que me he encontrado a mi mejor amiga y a tu mejor amigo follando. ¿No me escuchas cuando te hablo o que?
—Si que te escucho, pero joder es que no me lo esperaba—Hugo se relaja y después de procesar la información vuelve a ponerse en marcha.—vaya, quien lo diría. Bueno, Marcos antes de que vinieras ya había bebido algo así que supongo que el alcohol ya estaba involucrado y sobre Isabel un poco de lo mismo.
Marcos e Isabel al principio de la secundaria se llevaban como el gato y el perro. La única razón por la que se juntaban era porque Hugo y yo éramos amigos y al final los dos aprendieron a soportarse y, a día de hoy, se llevan muy bien.
—No Hugo joder. Eso no es escusa, por muy borrachos que estén no tienen razones para follar como locos. Isabel sabe perfectamente lo que pienso de Marcos.
—Carla ¿tu que sientes por Marcos?
—No lo sé, tengo un lío enorme montado en mi cabeza.
—Carla— me dice sin separar ni un momento la vista de la carretera— si te gusta Marcos dímelo, tranquila. Es mi mejor amigo y me lo cuenta todo. Si quieres le puedo preguntar.
—¿De verdad arias eso por mi?
—Claro, no me cuesta nada—Hago una mueca de dolor y me pongo una mano en la cabeza inconscientemente.
—¿Estas bien?
—Si, solamente un mareo por el alcohol. Ya sabes como me coge.
—Aparca enfrente de casa de Isabel. Se baja del coche y yo hago lo mismo.
—¿Bajas? Pensaba que te irías.—Voy sacando las llaves con una mano mientras que en la otra llevo los tacones.
—Si quieres te dejo aquí.—Se gira en dirección a su coche.
—¡No! Acompáñame, que no quiero estar sola. Imagínate que me resbalo en la ducha o cualquier cosa. Además, que tenías una cara de aburrido en esa fiesta que flipas. Te voy a hacer un favor y todo.—Le sonrío y soltando una risilla, me asiente con la cabeza y me sigue hacia dentro de la casa.
La casa de Isabel tiene una peculiaridad, un escalón.
Y yo torpe que soy siempre me tropiezo con ese escalón. Y ahora que estoy borracha...
—¡Mierda!—A punto de caer hacia atrás una manos mazadas me sujetan evitando la caída.
Me ayuda a ponerme en pie y abre el la puerta.
Me ayuda con el escalón y entramos en la casa. El ambiente está frio. Enciendo la luz del recibidor y suelto un suspiro debido al estrés acumulado.
—No llego a estar yo y te desnucas.
—Gracias, supongo.—Dejo el bolso de mano en el recibidor.
—No es nada.— Tan frio como de costumbre.
— Búa, estoy super mareada. Joder tío, no tendría que haber bebido tanto.
—¿Te duele la barriga?
—No, me duele la cabeza y estoy mareada.
—Ven— Empieza a caminar dirección a la cocina, le sigo y me siento en el taburete.—una manzanilla te sentará bien. Soy experto en borracheras. Y te aseguro que mañana tendrás una resaca increíble.
Veo a Hugo que empieza a calentar agua. Abre los armarios de la cocina con toda la confianza del mundo y de uno de ellos saca un sobre de manzanilla. La hunde en la taza y me la extiende, pero al coger la taza me quemo y dejo la taza corriendo encima de la mesa.
—¡Ostia puta!—Hugo se comienza a reír sin parar.— ¿De que te ríes? Porque a mi no me hace ni puta gracia.
— A mi tampoco.— Es enorme el esfuerzo que debe de estar haciendo por no reír.
— Claro. ¿Por qué lo calientas tanto?
— Porque verte así por unos momentos me da vida.
— ¿Así como?
— Relajada, sin preocupaciones. Cuando te has quemado te has olvidado de todo lo que te envuelve ¿cierto? Solo pensabas en la quemadura, en ese ardor inevitable que te ha producido el agua hirviente.
—¿Desde cuando eres poético?
—Creo que desde siempre, pero no suelo leer en publico lo que escribo...me da vergüenza.
—Es muy bonito lo que dices. Y tienes razón por cierto. Es verdad— Me sale una sonrisilla tonta—me he olvidado de todo por unos momentos.
— Si, y por lo que veo ya no estas tan borracha.—Hugo coge la infusión y tira un poquito por la pica, mete agua fría del grifo y me lo vuelve a ofrecer.—Pruébalo ahora, se supone que ya no tendría que quemar tanto.
Me la llevo a los labios y le doy un sorbo pequeño y pongo una cara de aprobación ya que no quema.
Hugo se acerca a mi, demasiado quizás. Me tenso enseguida y lo siente.
—Carla ¿Qué te pasa? ¿te pone nerviosa que me acerque?
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Primero tu y el mundo después
RomanceConozco a Hugo desde que tengo uso de razón, y no hay otra palabra que le defina: Gilipollas. Isabel es mi mejor amiga desde hace tiempo. Me conoce a la perfección y aunque tenemos gustos distintos nos llevamos de puta madre. Ya que me conoce tan bi...