— Sara princesa, no te preocupes a Carla no le ha pasado nada. Solo se ha dado un golpe en el pie con la cama. —Le dice Isa antes de irse al piso de abajo a recibir las pizzas.
— Pero Carlita, no llores por eso. Yo me hago golpes constantemente y no pasa nada. Mira —Me dice señalando a un moratón del gemelo izquierdo.— Este me lo hice la semana pasada con la pata de la silla. Y mira, no lloro.—Dice señalándose la cara.
— Pues tienes razón.—Le digo sonriendo. Me devuelve la sonrisa.
Isa interviene en la conversación informándonos de que ya están listas las pizzas, que bajemos a cenar. Eso hacemos.
En el piso de abajo se puede apreciar el aroma de pizza recién hecha.
— ¡Guau qué buena pinta! Yo quiero jamón dulce y queso.—Dice la pequeña sentándose en la mesa. Su hermana le recuerda que se vaya a lavar las manos, y eso hace. Yo me dirijo hacia Isabel.
—Tu también te las tienes que lavar eh.
— ¿Y tu? — Le digo sonriendo.
— Vamos las dos pues.
Una vez todas ya nos hemos lavado las manos nos sentamos en la mesa para comer. Después de este día tan movido me alegro de estar aquí con mi mejor amiga y su hermana.
Una vez hemos acabado de comer me levanto a recoger la mesa, Isa le dice a su hermana que se vaya a lavar los dientes y a dormir.
— Oye Isa, ¿tú crees en el amor verdadero?
— Pues la verdad es que sí, aunque los hombres son cada vez más capullos.—Dice encendiéndose un cigarro. — Yo creo que en algún lugar de la tierra existe esa persona que te hace ver estrellas. Pero muchos tenemos la mala suerte de no llegar a conocerla.— Se incorpora de la silla y se apoya en la encimera, delante mío, yo estoy en el taburete de esa gran cocina americana. -- Básicamente, porque nos cegamos cuando se nos presenta un tío y nos dice cuatro piropos.
— Tienes toda la razón.— Le digo cogiéndole la cajetilla de tabaco, me la quita con unos reflejos impresionantes.
— Pero...
—No. No vas a volver a este vicio tonto.—Me dice cortándome —¿En qué estás pensando? A Hugo seguro que no le gustan las chicas fumadoras.—Le da otra calada. Y deja soltar el humo en dirección a la ventana de la cocina.
— A mi Hugo no me interesa, a mi me importa Marcos.
— Lo mismo da, segurísimo que a Marcos tampoco le gustan las chicas fumadoras.
— Tienes razón.
—¿Yo? Siempre.— Una de las cosas que más me gustan de Isa es el autoestima y la facilidad que tiene para aconsejar y decir las cosas.
— Nadie dice lo contrario. Oye, ¿Te he dicho alguna vez lo mucho que te quiero?
— Algo me habías contado. Vámonos a mi habitación, que empiezo a tener sueño. En plan, vamos a mi habitación seguimos hablando, que necesito tumbarme.
Eso es justo lo que hacemos. Isa se tumba en su cama de matrimonio y yo me siento en un borde que toca la cama con la espalda en la pared. Tengo sus piernas en mi regazo, le empiezo a masajear las piernas hasta que suena su móvil.
— ¿Quién es? — Le pregunto extrañada, ¿Quién llama a estas horas?
— Es Hugo. — <<Que oportuno>>
Conectando... Isa se lleva a la oreja el móvil, cosa que me impide escuchar la conversación.
— ¿Isabel?
— Dime Hugo.
— Te llamaba para confirmar vuestra asistencia en la fiesta de mañana.
— Si, iremos a las... ¿nueve?
— Si a las nueve, pero, ¿Iremos? ¿Tu y quien?
— Carla. Carla y yo iremos.
— Ah, vale. Oye, no sé si ya te lo ha dicho Carla pero, hoy se ha ido de mi casa llorando, esta vez no he dicho nada del otro mundo. Así que... no sé muy bien lo que ha podido pasar. ¿Tu sabes algo?
— Hugo, primero, yo no sé nada, y segundo, esto es algo que creo yo que deberías hablar a solas con Carla. Mira, tu ya sabes que a Carla le gusta Marcos.— La miro con cara de asesina. Isa se levanta y se va saliendo por la puerta. Aunque si pego la oreja en la puerta todavía puedo oír la conversación.— Pero me parece que realmente le gustas tu. Así que por favor te pido que no seas un rancio con ella. La conoces desde siempre, diría yo que eres el que mejor la conoce, por favor te pido que no le hagas daño.
— Mira Isabel, yo quiero lo mejor para Carla, que de eso no te quepa duda. Yo nunca le aria daño. Y... ¿enserio le gusto?
— Todavía lo he de confirmar Hugo. Pero yo de ti hablaría con ella.
— Mañana hablaré con ella en la fiesta. Gracias Isabel.
— De nada Hugo. Que descanses.
Colgando...
Isa entra como si nada. No em creo que le haya podido decir eso a Hugo.
— Yo te mato Isa, te juro que te mato.
— De nada, que si fuera por ti nunca te declarabas a Hugo.
— Por tercera vez, ¡Que a mi me gusta Hugo! — Mierda. Quería decir Marcos...
— Pues eso. — Me dice Isa riendo.
— Haber Isa.— Digo frotándome las sienes.— Ya te he dicho que a mi Hugo no me interesa. Solo somos amigos, solo eso. Y si Marcos no quiere nada conmigo pues ya encontraré a otro. Pero no a Hugo, por dios Isa, ¡es como mi hermano! Sería super incomodo.
— Mira, aremos una cosa: Tu mañana te vas a liar con Marcos, si no sientes nada pues lo intentas con Hugo. Lo digo porque, si estas tan convencida de que tu príncipe azul es Marcos... Aceptarías sin pensártelo.
— Está bien. Y si empiezo a salir con Marcos tu empezaras a salir con Nicolás Morgan.— Sabia que a Isa no aguantaría salir con Nicolás, Nick es uno de los mas populares, con el se cierra el circulo de los populares formada por Marcos, Hugo, Nicolás y Alex, aunque la cantidad excesiva de autoestima no se la quita nadie.
— Lo dirás en broma, ¿no? Carla sabes que no aguanto a ese tipo.
— Bueno, si tan claro tienes que a mi no me gusta Marcos... no te debería de importar.
— Está bien, trato echo. Y ahora por favor vamos a dormir, que mañana nos espera un día movido. — Me dice con cara picara.
— Tienes razón, buenas noches cariño.
— Igualmente.
Las dos nos dormimos a los cinco minutos y no nos despertamos hasta las 11:15 a.m.
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Primero tu y el mundo después
RomanceConozco a Hugo desde que tengo uso de razón, y no hay otra palabra que le defina: Gilipollas. Isabel es mi mejor amiga desde hace tiempo. Me conoce a la perfección y aunque tenemos gustos distintos nos llevamos de puta madre. Ya que me conoce tan bi...